El Día de la Madre comenzó a celebrarse en España gracias a un valenciano

La delantera en la celebración del Día de la Madre la tiene Estados Unidos. En 1914 una mujer norteamericana, Anna Jarvis, quiso homenajear a su madre por la tarea que llevo a cabo para lograr la reconciliación de los dos bandos de la guerra civil estadounidense. De esta forma, la fiesta se instauró cada segundo domingo de mayo en el país.

En España, por su parte, la primera vez que se celebró fue el 4 de octubre de 1926, y todo fue gracias a un valenciano. Se llamaba Julio Menéndez, y era un funcionario que trabajaba en la oficina de correos de Carlet, aunque su verdadera vocación era la de poeta.

El "llamamiento" de Menéndez, como él lo llamaba, pedía la implantación del Día de la Madre no solo en España, sino en todos los países de habla hispana: "Hay un amor en la vida que supera a todos los amores: el amor de la madre. Rindámosle culto especialísimo implantando el Día de la Madre en nuestras naciones, y celebrando tan hermosa fiesta con todo el fervor de nuestro corazón", pedía.

El diario La Libertad lo explicó con las siguientes palabras el 28 de octubre de 1925:

La idea del poeta valenciano fue secundada por la Federación Ibérica de Sociedades Protectoras de Animales y Plantas, la cual solicitó al Gobierno organizar un homenaje el día 4 de octubre de 1926 en Madrid para que los niños regalaran flores a sus madres. Y así fue como en esa misma fecha se celebró por primera vez el Día de la Madre en la capital de España.

De esta forma, se instalaron más de una docena de puestos de flores en toda la ciudad, atendidos por las mujeres de la alta sociedad madrileña, y que repartieron aproximadamente 35.000 ramos. Las flores que se repartieron en la plaza de la Armería del Palacio Real eran del jardín de las infantas Beatriz y Cristina, quienes ordenaron que las mejores flores se repartieran de forma altruista a los niños más pobres de Madrid.

En 1927 algunas ciudades como Zaragoza, Logroño y Málaga, pese a que no era una celebración oficial, comenzaron a imitar la tradición norteamericana en la que el segundo domingo de mayo las personas se ponían un clavel rojo en el caso de que su madre estuviera viva o, por el contrario, uno blanco en el supuesto de que hubiera fallecido.

Una vez acabó la Guerra Civil, la Iglesia intercedió y el Día de la Madre se trasladó al 8 de diciembre en todo el país por la fiesta de la Inmaculada. Finalmente, fue en 1965 cuando se fijó la fecha que se ha mantenido hasta el día de hoy, cada primer domingo de mayo.