Informe científico

Más de la mitad de la economía global depende de la naturaleza: "Aún así se sigue invirtiendo en actividades que perjudican al planeta"

El último gran informe 'Nexus' del grupo internacional de expertos sobre biodiversidad (IPBES) incide en esta paradoja y pide detener las inversiones perjudiciales para el medio natural

Imagen de un bosque en plena deforestación

Imagen de un bosque en plena deforestación / / Agencias

Valentina Raffio

Todos los seres vivos que habitan el planeta dependen de los recursos naturales para subsistir. Y nosotros, los humanos, no somos una excepción. Según destaca el último informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), más de las actividades socioeconómicas de nuestra especie dependen directamente de la naturaleza y de los recursos que ésta ofrece. En términos monetarios, estaríamos hablando de al menos 58 billones (con b) de dólares al año, el equivalente a más de la mitad de la economía global y del PIB. "Aún así, a día de hoy se sigue invirtiendo en actividades que perjudican al planeta. Todo por el beneficio material de unos pocos y, sobre todo, por mantener una visión a corto plazo", afirma Marta Rivera Ferre, investigadora española de INGENIO (CSIC-UPV) y coautora del informe 'Nexus'.

El análisis, presentado este martes, incide en la paradoja de que, por un lado, sabemos que más de la mitad de las actividades económicas humanas dependen de la naturaleza pero, por otro lado, también se siguen invirtiendo cantidades ingentes de dinero en cuestiones que perjudican al clima y a los ecosistemas. Por ejemplo, según constata este trabajo, cada año el sector privado canaliza hasta 5,3 billones de dólares en actividades directamente perjudiciales para la biodiversidad como, por ejemplo, la deforestación. También se estima que los gobiernos destinan al menos 1,7 billones de dólares al año en subvenciones para cuestiones que perjudican el medio natural y favorecen la sobreexplotación de recursos. A todo esto hay que sumarle el impacto de actividades ilegales, sobre todo relacionadas con el comercio de vida silvestre y madera, que canaliza entre 100.000 y 300.000 millones de dólares más cada año. 

Las actividades perjudiciales provocan pérdidas de entre 10 y 25 billones de dólares, según destaca el informe 'Nexus'

Según denuncia la investigadora Pamela McElwee, una de las máximas responsables de este trabajo, el gran problema de nuestra era es que "en la toma de decisiones actual se están priorizando los beneficios económicos a corto plazo mientras se ignoran los costes de estos procesos para la naturaleza y, a su vez, no se responsabiliza a los agentes que aplican presiones económicas negativas que afectan al mundo natural". En esta misma línea, el estudio presentado este martes calcula que los "costes ocultos" que se derivan de los daños ambientales en ámbitos tan diversos como la biodiversidad, el agua, la producción de alimentos y el cambio climático estarían provocando pérdidas de entre 10 y 25 billones de dólares al año en la economía global.  

"El problema de fondo es que nuestra sociedad está profundamente desconectada de la naturaleza y ya no ve que todo lo que somos y todo lo que tenemos depende de esta"

Marta Rivera Ferre

"El problema de fondo es que nuestra sociedad está profundamente desconectada de la naturaleza y ya no ve que todo lo que somos y todo lo que tenemos depende de esta", afirma Rivera Ferre en una rueda de prensa organizada por el Science Media Centre España. "Todo, desde la fabricación de unos vaqueros o una mesa hasta la producción de placas fotovoltaicas, requiere recursos naturales como el agua, la madera o ciertos minerales. Por eso es tan importante darnos cuenta de estos nexos y abordarlos de forma conjunta", destaca la científica, quien también hace hincapié en la necesidad de abordar paralelamente todas las crisis naturales que acechan a nuestro planeta y, sobre todo, dejar de fomentar aquellas actividades que juegan en contra el medio natural y de nosotros mismos.

Cinco crisis

El informe, aprobado este martes tras un plenario celebrado en la ciudad africana de Windhoek, en Namibia, incide en la necesidad de abordar de forma conjunta las cinco grandes crisis que afectan a nuestro planeta: la del clima, la de la biodiversidad, la del agua, la de los alimentos y la de la salud. "Necesitamos adoptar decisiones y emprender acciones que vayan más allá del abordaje aislado de una sola cuestión para lograr así mejorar el efecto de cada una de las medidas solo otros elementos del nexo", afirma Paula Harrison, codirectora de este trabajo. El análisis, de hecho, calcula que al menos el 43% de las medidas destinadas para favorecer a la biodiversidad, por ejemplo, también resultan beneficiosas para otros de estos ámbitos y que, en general, la mejora de cada esfera también favorece a las demás por lo que los efectos de estas políticas conjuntas se potencian.

Los científicos piden abordar de forma conjunta la crisis del clima, la biodiversidad, el agua, los alimentos y la salud

Un ejemplo ilustrativo de esta dinámica, según destacan los autores, es la construcción de espacios verdes en las ciudades ya que la creación de estos 'refugios' consigue desde reducir el impacto de los extremos de calor en las metrópolis (una cuestión climática) hasta mejorar la calidad del aire, reducir los alérgenos y favorecer el bienestar mental de la población (algo relacionado con la salud) y hasta favorecen la preservación de las especies locales (una cuestión de biodiversidad). Es decir, que una misma acción tiene diferentes beneficios a la vez y ayuda a abordar distintos problemas.

Otro ejemplo es el caso de la lucha contra las enfermedades parasitarias en África como la esquistosomiasis. "Si solo se trata como un problema de salud, la enfermedad va reapareciendo cada vez que una persona se infecta. Pero si se mira más allá, hay proyectos que para abordar esta crisis están trabajando para reducir la contaminación del agua y eliminar las plantas acuáticas invasoras que albergan a los caracoles que transmiten los parásitos que provocan esta enfermedad. Este enfoque no solo logró reducir un 32% las infecciones sino que, además, consiguió mejorar el acceso a agua dulce y benefició a la economía de las zonas rurales implicadas", comenta Harrison.

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