Investigación
Acceder a la felicidad tiene que ver más con cuidar a los amigos que con darse un capricho, según un estudio
Una investigación internacional desmitifica los conceptos tradicionales del bienestar
María G. San Narciso
Mandar un simple mensaje por Whatsapp a un amigo que no está en su mejor momento puede que haga más por la felicidad de uno mismo que darse un capricho. Es lo que resalta un estudio que examinó a cerca de mil participantes en China, Reino Unido, Estados Unidos y Canadá.
El trabajo encontró que los pequeños gestos sociales tenían un impacto positivo más fuerte en el bienestar que aquellos factores que se venían considerando tradicionalmente como potenciadores de la felicidad, como gastarse dinero en uno mismo o conseguir grandes éxitos personales, como conseguir un ascenso.
Publicada esta semana en 'Current Psychology', esta investigación mostró que la mayoría de las personas no lograron identificar estas conexiones sociales bastante simples -tipo mandar un mensaje de texto o llamar, o hacer alguna interacción positiva en redes sociales- como formas de aumentar su felicidad. Al revés: priorizaron actividades solitarias o demasiado ambiciosas como la clave para el bienestar positivo.
Otros trabajos previos ya concluyeron que la búsqueda de acciones variadas y agradables en la vida cotidiana (como expresar gratitud y ayudar a los demás) aumenta la felicidad, lo mismo que priorizar la positividad mediante la integración de varias actividades positivas pero muy factibles (como beber un té o un café mientras se lee un periódico) en la vida diaria es una forma eficaz de buscar la felicidad.
El estudio también recogió datos sobre cómo se gestionó la felicidad durante los confinamientos por el Covid y mostró que aquellas personas que adaptaron sus conexiones sociales, es decir, que sustituyeron las charlas en persona por llamadas o mensajes de texto en línea, mantuvieron un mejor bienestar mental que aquellas que no se ajustaron a las circunstancias.
Diferentes enfoques, mismos resultados
Por eso, la investigadora Julia Vogt, que dirigió el estudio en la Universidad de Reading, dijo en un comunicado de la universidad que lo mismo estábamos "pasando por alto oportunidades cotidianas y fáciles de mejorar nuestro estado de ánimo". "La mayoría de la gente piensa que la felicidad requiere grandes cambios o compras, pero nuestra investigación muestra que, a menudo, es mucho más simple que eso. Algo tan básico como enviar un mensaje de texto para saber cómo está un amigo puede tener un impacto notablemente positivo en nuestro bienestar".
Además, el patrón se repetía tanto en las culturas asiáticas como en las occidentales, "lo que sugiere que la conexión humana, incluso en su forma más simple, es un camino universal hacia la felicidad".
Así, el estudio mostró que los participantes chinos eran más flexibles en sus enfoques hacia la felicidad: ellos reportaron una variedad más amplia de actividades alcanzables que consideraban que podrían hacerles felices. Pero, pese a que estos participantes asiáticos fueran algo más positivos sobre esto que los occidentales, todos se beneficiaron por igual de la interacción social.
La universidad explica también que la investigación se basa en un estudio previo escrito por la investigadora Julia Vogt y publicado en 2020. Esta concluyó que dar demasiada importancia a sentirse feliz tiene el efecto de reducir la capacidad de disfrutar de las experiencias, lo que se relacionó con síntomas depresivos.
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