NARCOTRÁFICO
En narcolancha desde Marruecos hasta Cataluña o Baleares: las nuevas rutas del tráfico de hachís
Las organizaciones disponen de gasolineras flotantes para repostar en medio del mar
La presión policial en el Estrecho obligan a los narcos a explorar alternativas de transporte

Una narcolancha varada en una de las payas del Maresme / AJUNTAMENT SANT POL DE MAR
David López Frías
Una narcolancha varada en la playa de Sant Pol de Mar (Barcelona), como la de la imagen que abre este reportaje. Otra intervenida por la Guardia Civil entre Gandía y Xereco (Valencia). Cinco condenados por introducir 1.700 kilos de hachís en Mallorca mediante una de estas ‘gomas’. Vehículos que, hasta el año pasado, solamente se encontraban en el litoral andaluz.
¿Casos aislados o nuevas rutas de transporte de droga? La aparición de narcolanchas en las costas valencianas, baleares o catalanas, tan alejadas del Estrecho (la zona cero del narcotráfico del hachís), dio la voz de alarma a las autoridades en 2024. ¿Cómo era posible que estas lanchas semirrígidas que transportan la droga, con tan poca autonomía, fuesen halladas tan lejos de su área de actividad?
El Periódico de Catalunya revela el motivo: cómo las organizaciones de narcotraficantes del sur de España se han reinventado y han ampliado su radio de acción hasta lugares insospechados. La innovación para esquivar a las autoridades ha llevado a estas redes a crear nuevas rutas de transporte para que la droga llegue cada vez más lejos y de forma más segura. Este es su modus operandi.
Las tres claves
Francisco Mena, portavoz de la Coordinadora Antidroga del Campo de Gibraltar, confirma estos nuevos movimientos y da las tres claves que permiten a los narcos explorar las nuevas vías de transporte: “Tienen ingenio, tienen tiempo y tienen mucho dinero. Trabajan como una gran empresa organizada. Yo siempre digo, medio en broma, que si les dejásemos a ellos construir el túnel del Estrecho, ya lo tendríamos hecho”.
Las rutas terrestres, para hacer llegar el hachís desde Marruecos hasta diferentes puntos de la península, siempre han sido las más habituales: “Descargan en las costas andaluzas y lo transportan por carretera”, explican fuentes de la Guardia Civil especializadas en narcotráfico. Pero eso está cambiando en los últimos tiempos.
“El 70% del hachís que llega a Cataluña lo hace por vía marítima”, explicaba en El Periódico de Catalunya en 2024. Una cifra, que según estas mismas fuentes policiales, podría haberse incrementado por encima del 75% este año. Cifras siempre en aumento. En 2024 se intervino más hachís que en 2023, que a su vez había superado en un 135% a 2022. 2025 apunta a superar todas las marcas.
Gasolineras flotantes
Pero, ¿cuál es el modus operandi en esta nueva ruta del Mediterráneo? Necesitan, para empezar, una serie de puntos donde repostar: “Una lancha semirrígida tiene autonomía para llegar, como máximo, desde Marruecos a Almería. Son motores muy potentes y el combustible no les da para más”, señala Francisco Mena. La clave son los barcos que ejercen de puntos de repostaje en el mar. ‘Petaqueros’ que, en lugar de llevar el combustible a la costa, lo suministran en plenas aguas.
“Hay organizaciones que disponen de 'gasolineras flotantes' en mitad del mar. Pueden ser embarcaciones de recreo, pequeños barcos o lanchas neumáticas de menor eslora. Son las que sirven combustible a las narcolanchas que van cargadas de droga para poder ir haciendo paradas, incluso de horas o días, durante el recorrido hacia su destino final”, explica Andros Lozano, uno de los mayores expertos del mundo sobre tráfico de hachís y autor del libro Costo (Libros del KO, 2023).
Desde la Guardia Civil detallan el trayecto: “Esas narcolanchas que han sido halladas en la costa catalana tienen que ir, como mínimo, a tres paradas”. Como si de un Gran premio de Fórmula 1 se tratase, las organizaciones criminales disponen a sus hombres en puntos estratégicos, de modo que la lancha que lleva el hachís reposta tres veces. Por ejemplo, un cargamento que tenga como destino Cataluña, “sale de Marruecos y reposta una vez en la zona de Almería, otra en la de Alicante y otra en la del norte de Valencia o el sur de Castellón, dependiendo del punto de descarga en las playas catalanas”.
Un sistema que puede parecer nuevo, pero que no hace más que replicar un sistema que ya se ha estado utilizando para transportar cocaína e introducirla por el Atlántico hasta las costas de Galicia: “Este fenómeno es algo bastante similar, si lo miramos como un espejo, a los narcos gallegos, que son capaces de ir con sus gomas hasta cerca de las Azores para luego remontar por toda la costa portuguesa”, recuerda Lozano.
A medio trayecto
“Muchas de esas lanchas parten desde el noreste de África, no tanto de la zona del Estrecho, aunque sí desde Marruecos. Otras son de tripulantes del sur de la península, que recogen la mercancía en alta mar, en el tramo del Mediterráneo entre España y Marruecos, y luego remontan por el Levante español. Llegan a Murcia, a Baleares o a Cataluña sin problemas”, apunta Lozano, señalando que estas ‘gomas’ no siempre realizan el trayecto completo desde Marruecos.
Un punto que confirma Mena: “En ocasiones, estas narcolanchas hacen de lanzaderas. Un barco mercante se encarga de sacar la droga de Marruecos y la transporta hasta alta mar. A veces hasta muy cerca del punto de destino. Es ahí donde se hace el trasiego de la droga. Una narcolancha las recibe cerca de la costa y se encarga solamente de hacer el último trayecto y llevarlas hasta la playa. Así se ahorran combustible”.
Dos sistemas para un mismo fin: llevar la droga por el mar, donde es más difícil su detección. Carlos Gavilanes, jefe del Área Regional de Vigilancia Aduanera en Cataluña, confirmó a este periódico que se ha "reabierto la ruta del Mediterráneo" para el traslado de la droga. Y que tanto Cataluña como Valencia, la puerta habitual de la cocaína en España, "se han convertido en puntos muy atractivos para la entrada del hachís en España", cuando hasta ahora era Andalucía en general y la costa gaditana en particular el punto exclusivo para dicho menester.
Guarderías en el mar
Estas organizaciones disponen en alta mar “de barcos guarderías para ocultar el hachís, embarcaciones de repostaje o avituallamiento de comida y agua para los conductores. Algunas cuentan con una tripulación fija que puede pasar allí semanas enteras sin salir”. Hacen vida allí dentro, como si de residentes de una plataforma petrolífera se tratase, confirman desde el Instituto Armado.
Este sistema, según fuentes policiales, “va en aumento. Si vigilar el estrecho ya es difícil, imagínate toda la costa mediterránea. Son ilocalizables”. La presión policial sobre la provincia de Cádiz ha hecho que los narcos se expandan. Por el oeste, hacia la costa onubense. Por el este, a remontar el Mediterráneo hasta Cataluña, Valencia o Baleares.
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