València, meca de la moda -y la conciencia- sostenible
La generación Z y la creciente conciencia por la sostenibilidad y reutilización catapultan los encuentros y las marcas que compran y venden prendas ya utilizadas
La búsqueda de la exclusividad y la diferenciación están detrás de este nuevo patrón de consumo en el que València ya está al nivel de Madrid o Barcelona
El colectivo Thrifted Saturday's Club, la firma Laverny o la histórica Santo Spirito Vintage tiran de un mercado que convive en tiendas físicas y online

Prendas de segunda mano de diferentes marcas valencianas. / Hugo Espuig Gil/Santo Spirito/Laverny

La primavera trae consigo más horas de sol, más calor y un nuevo estado anímico. El equinoccio en València despierta todos los sentidos, y un momento clave en ese esperado cambio de actitud pasa también por un cambio de armario que refleje esta nueva emoción. En un reciente estudio publicado por la plataforma de compraventa Wallapop, 8 de cada 10 españoles ha vendido al menos un artículo reutilizado durante la limpieza de sus hogares. Un comportamiento social que se ha consolidado y donde València camina hacia el liderazgo en estas operaciones del mercado de segunda mano. Una tendencia que no solo va de vender, sino también de comprar. Bien sea por adelantarse a una tendencia, por exclusividad o por pura sostenibilidad, en València proliferan los eventos, mercados, tiendas y las iniciativas online que rebuscan en los armarios de los demás para que otros puedan disfrutarlo.
Lo confirma Jorge Vento, fundador de la tienda Santo Spirito Vintage, uno de los referentes en moda vintage en València por ser pionera en la selección y cuidado de las prendas que se ponían a la venta. "La primavera es una muy buena estación y se nota, la compra es emocional y el estado de ánimo es fundamental para que la gente quiera cambiar su aspecto, ponerse guapa, hay más alegría y con alegría se gasta más, aparte de que estamos menos en casa y nos preocupamos más de la apariencia", explica.
En el caso de Santo Spirito Vintage, abrieron un pequeño local en 2010 y ahora disponen de 160 metros cuadrados en pleno barrio del Carmen, además de disponer de tienda online. Entonces, la generación Z (1997-2012) no formaba parte del mercado, fueron los milenials quienes comenzaron a interesarse en este tipo de moda, enganchados no solo por las tendencias de entonces, sino también por una cuidada distribución y puesta en escena de esta tienda, enfocada también a prendas icónicas y representativas de cada época.
Ahora, a los milenials se suma el motor que suponen los Z, movidos tanto por la estética como por la sostenibilidad. Guillermo Aliaga es el cofundador del Thrifted Saturday's Club, un colectivo que organiza encuentros mensuales donde combinan puestos de moda vintage con marcas emergentes, en citas mensuales ineludibles para los que disfrutan encontrando tesoros antiguos y conociendo nuevos diseñadores.
En busca de la tendencia en la moda pasada
Aliaga ve algunos patrones en las compras: ¿Hacia dónde van las tendencias? ¿Cuáles son los objetos de deseo? "En la última convocatoria arrasaron las chaquetas vaqueras y todo tipo de accesorios como corbatas o pañuelos de seda, además de bolsos pequeños y gafas de sol", asegura Aliaga. También Vento confirma que siempre hay un repunte en las prendas que hoy están de moda. A las tejanas suma las cazadoras de piel y ante, así como las gorras o las camisas estampadas, ya destinadas a lucirse en verano.
En el mismo sentido se expresa Iris Munera, impulsora de su firma Laverny, una marca que selecciona cuidadosamente prendas exclusivas y que también detecta tendencias claras: "Los pantalones capri, los pitillo, camisetas de un solo tirante, prendas de puntilla y crochet para usar este verano... prendas que en octubre no se vendieron nada y ahora se buscan para usar en verano", señala Munera. Además, añade que parte de su público lo hace por conciencia social, de buscar prendas que vayan a durar y que sean atemporales, pero otras recalan en el mercado de segunda mano por anticiparse a tendencias que no han llegado todavía al retail, como son, precisamente, los pantalones pirata.
El interés por estas iniciativas tiene diversos orígenes. Aliaga apunta que su generación está interesada en recuperar ropa antigua "como icono de moda", pero como señalaba también Munera, hay mucha conciencia por prescindir de las "fast-fashion", ropa del retail que representan las grandes firmas y grupos empresariales del mercado, apostando por el reciclaje de prendas ya utilizadas frente a la fabricación ilimitada de nuevo stock. De ahí que tanto en estos encuentros que organiza Aliaga participen centenares de personas a lo largo del día, y que plataformas digitales como Vinted no dejen de crecer, alcanzando ya los 100 millones de usuarios registrados en todo el mundo.
Un argumento que también avala Munuera, ya que sus prendas suele importarlas de otros países europeos donde visita mercados y adquiere las prendas que después distribuye desde València a todo el mundo. "En nuestra ciudad ya existe la búsqueda de esa diferenciación en la forma de vestir que antes solo se veía en Madrid o Barcelona, lo que impulsa el mercado de segunda mano con prendas exclusivas", señala.
Vento es más crítico: En Valencia hay mucha oferta de ropa de segunda mano, "pero no hay tanto culto a la calidad y a ciertos estilos como en la grandes ciudades de la moda". Cree que falta un poco de tiempo "para que la mayoría de consumidores aprecien según que tipo de artículos y le den el verdadero valor de lo antiguo, más que de ropa vieja y usada", apunta.
Esa forma de concebir la moda, por un lado reutilizando lo ya existente y por otro buscando la peculariedad, es una actitud propia de las redes sociales en las que vive la generación Z: Tanto TikTok como Instagram premian a los que encuentran reliquias de otra época y los adaptan al día a día.
Más allá de los cazatesoros, para Vento, que una marca de ropa vintage triunfe, la selección de prendas "juega un papel fundamental desde siempre". En el caso de Santo Spirito, la razón por la que llevan más de 15 años a pleno rendimiento responde a diferentes aspectos. "Hay mucha oferta ahora, pero no toda es buena, y hay elementos diferenciadores para crear un buen negocio, como una buena puesta en escena, tener un espacio limpio, luminoso, con buena presentación del producto y una grata experiencia de compra, unido a factores más personales como la música y el orden además de estar en un lugar del centro histórico con encanto", concluye el fundador.
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