APAGÓN
El día en que los transistores se convirtieron en un salvavidas informativo
La venta de radios de pilas se disparó en tiendas y bazares mientras miles de personas en Madrid buscaban cómo informarse en pleno apagón

Una persona escucha una radio que funciona con pilas. / EFE / BLANCA MILLEZ
El apagón, que en algunos barrios de Madrid se prolongó durante más de 11 horas, convirtió al objeto más simple en el más preciado: el transistor. Este pequeño aparato de radio apenas se mantiene en los hogares. Con los años ha visto cómo los avances tecnológicos han ido desplazándolo hasta convertirlos en reliquias. Pero este lunes, durante horas, se ha convertido para muchas personas en el único modo de informarse. De ahí a que en muchas tiendas se hayan agotado a medida que pasaban las horas y la esperanza de recuperar la luz pronto.
En el madrileño barrio de Puerta del Ángel, en el distrito de Latina, hay unas cinco tiendas de productos electrónicos en apenas 250 metros. Todas las que a las 18.00 h. no tenían colgado el cartel de 'cerrado' explican a este periódico cómo la gente ha estado yendo durante todo el día, especialmente en las horas centrales, para pedir específicamente dos objetos: pilas y transistores.
La escena se repite mientras este periódico habla con una de ellas.
— ¿Tenéis radios?
— Le queda esta.
Es un transistor grande que tienen colocado en el estante. Demasiado armatroste para quienes confían en que este hecho no se repita en, como poco, bastante tiempo. Otro local asegura que han vendido unos 30 aparatos. En la calle, una mujer le pide a su pareja que vaya a buscar unos walkie talkies.
En el centro, en la calle Arenal, en un local que vende "souvenirs" para turistas, un gran grupo se arremolina en la calle. Escuchan la voz del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, salir de un aparato. En otras calles la escena se repite alrededor de vehículos. Muchas personas lamentan que la única forma que tienen de escuchar la radio sea con una aplicación del móvil: necesitan internet.
Pilas y velas
Obi explica que en su tienda, en la calle Alcalá 35, también han vendido —además del cien por cien de los transistores— mucha batería externa y la única linterna que tenían. Otros tantos bazares también cuentan que no les queda ni una pila AA o AAA.
Antes, a la hora de comer, por el distrito de Salamanca la gente hacía las mismas colas para sacar dinero del cajero del banco que para entrar en los supermercados. Lola, trabajadora de un Carrefur Express, explica que apuntan a mano lo que se lleva cada persona. Allí casi todo el mundo va a por comida. Lo mismo que en el Supermercado Villalar, donde muchas personas salen con pilas y latas de conserva.
En otros bazares de la zona, además de comida y bebida, la gente se lleva pilas y, sobre todo, velas. Varios sitios aseguran que no les queda ninguna. Y menos mal: para muchas personas, fue lo único que les permitió seguir en pie cuando cayó la noche. En un día sin luz, lo más simple fue lo que sostuvo los hogares.
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