Apagón en España

Tres estudiantes sevillanas atrapadas en un tren durante el apagón: “Tuvimos que orinar en botellas porque los lavabos estaban saturados”

La falta de información iba aumentando la crispación entre los viajeros

Archivo - Tren de la operadora ferroviaria Iryo en las vías durante la presentación de la compañía, en la estación de Atocha, a 15 de septiembre de 2022, en Madrid (España).

Archivo - Tren de la operadora ferroviaria Iryo en las vías durante la presentación de la compañía, en la estación de Atocha, a 15 de septiembre de 2022, en Madrid (España). / Carlos Luján - Europa Press - Archivo

Begoña González

Begoña González

Barcelona

Alba, Andrea y Marina salieron de Sevilla ayer a las 6:50 de la mañana para llegar a Barcelona a tiempo de embarcar a las 18:30 en el crucero por el Mediterráneo que llevaban tiempo planeando. Ellas y otros 30 alumnos de cuarto curso del grado de Trabajo Social de la Universidad Pablo de Olavide. Ese iba a ser el primer paso para su merecido viaje de fin de curso, pero tras quedar atrapados en el tren a causa del gran apagón, el trayecto se convirtió en una pesadilla.

“Estaba siendo un viaje perfecto. Llevábamos solo 5 minutos de retraso y estábamos a punto de llegar ya cuando el tren se detuvo. Pensábamos que sería lo típico, un tren por otra vía o algo así”, empieza a recordar Alba. “De repente empezó el calor cuando se apagaron los motores. A la media hora estábamos chorreando. Llegamos a estar a 45 grados”, apunta Andrea. “Abrieron las puertas más de dos horas después y porque se mareó una persona. Hubo un hombre que empezó a convulsionar”, añade Marina. 

En ese punto, empezaron a darse cuenta de que las cosas iban a ir para largo. “Nadie nos decía nada. No sabíamos qué pasaba. Pero tampoco nos dejaban salir del tren y el calor era insoportable. Había niños pequeños, gente mayor y varias embarazadas”, van explicando entre las tres. “Tuvimos en brazos a un niño de nueve meses, jugando con él, porque la pobre madre iba sola y ya no sabía qué hacer”, explican. 

Los baños, colapsados

La falta de información iba aumentando la crispación entre los viajeros. “Nos tuvieron horas esperando un remolque. Cada hora que pasaba nos decían que venía a la siguiente. La gente estaba empezando a perder los nervios. Y no éramos conscientes de lo que aún nos quedaba por pasar”, avisan las tres estudiantes. “Llegó un momento que los baños se colapsaron. No nos dejaban salir del vagón y ya llevábamos más de cuatro horas encerrados. Necesitábamos hacer pis y nos vimos obligados a orinar en botellas de agua”, explica Alba. “En vasitos o en botellas y lo tirábamos fuera del vagón”, añaden sus compañeras. 

“Cuando ya vieron que eso era insostenible abrieron las puertas de emergencia y nos dejaban salir a orinar y teníamos que ir pegaditos al tren uno al lado del otro. Era surrealista”, explican las chicas. “Nos dijeron que estábamos entre la autopista y el río, pero al lado había un pueblo. Nos podían haber llevado allí al menos, que la gente no lo hubiera pasado tan mal”, espetan. Dos pasajeros tuvieron que ser atendidos por personal médico debido a varios ataques de ansiedad. “Hubo gente que se desmayó, ataques de ansiedad, bajadas de azúcar… Nos pedían paciencia pero no nos dejaban ni airearse, ni nos contaban nada”, aseguran.

El tren se quedó parado a la altura de Martorell y no fue hasta pasadas las 23h cuando los viajeros finalmente fueron evacuados en autobuses. Hasta entonces, ni comieron ni tuvieron noticias de lo que estaba ocurriendo. “Escribimos a nuestras familias a las 15h y no hemos podido hablar con ellos hasta hoy. Algunos tenían algo de cobertura cuando se abrían las puertas. Durante el encierro, agua no nos faltó, pero no comimos nada. Repartieron algo de fruta y algunos bollos que se los dimos a los niños. Los adultos nada de nada”, afirman. 

Una odisea hasta Génova

Durante las más de 10 horas que estuvieron encerradas recibieron versiones de todo tipo. “Nos dijeron que nos remolcarían. Luego que el remolque había tenido que remolcar a otro tren que estaba antes que nosotros. Luego que vendría un autobús, e incluso nos metieron de nuevo en el tren a todos con las puertas cerradas tras habernos dicho que vendría un bus para luego volvernos a desalojar para finalmente ir en bus a Barcelona”, rememoran. Algunos pasajeros optaron por pasar la noche en Martorell.

Las jóvenes y sus compañeros de clase han perdido el crucero y afirman que algunos han decidido pagar elevados precios para volver a casa hoy. Ellas tres han optado por intentar embarcar mañana en Génova y para ello han tenido que comprar de su bolsillo unos billetes de autobús para esta noche. “No nos devuelven el dinero pero nos han dicho que nos harán un embarque especial en Génova. Pasaremos 12 horas en un autobús esta noche pero en teoría, aunque llegamos muy justas, mañana a las 13h. Nos espera el crucero hasta las 14h. Confiamos en que conseguiremos llegar a tiempo”, suspiran. 

Esta noche la han pasado en un polideportivo cerca de Sants montado por la Cruz Roja y durante el día de hoy están aprovechando para ver algo de la ciudad. “Nos ha acogido un amigo en su casa por suerte. No teníamos donde ir. Pero el grupo se ha desperdigado”, explican.

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