Hábitos alimentarios

Radiografía del ayuno intermitente: la dieta de moda por su 'halo saludable' que divide a los nutricionistas

Estudios apuntan a que es beneficioso para perder peso y frente a varias enfermedades, pero otros especialistas alertan de que no hay evidencia suficiente y puede poner en riesgo la salud

El ayuno intermitente causa controversia entre los nutricionistas.

El ayuno intermitente causa controversia entre los nutricionistas.

Patricia Martín

Madrid

El ayuno intermitente es una de las estrategias para perder peso más controvertidas. Pese a ello, según una reciente encuesta de la Academia de Nutrición y Dietética y la Fundación Mapfre, se trata del método para adelgazar preferido por los españoles: lo han probado el 30% de los que, en los últimos tiempos, han seguido alguna dieta, por encima de otras tan populares como la Detox o la Dukan.

El auge del ayuno intermitente se debe a su ‘halo saludable’, dado que algunos estudios, sobre todo efectuados en animales, sugieren que tiene múltiples beneficios para la salud, además de servir para perder peso. Pero la evidencia científica es aún tan débil que muchos nutricionistas se posicionan completamente en contra de su utilización, sobre todo sin la supervisión de un profesional sanitario. Otros, en cambio, lo defienden con ahínco.

El Periódico de Catalunya ha preguntado a seis nutricionistas y médicos: dos se posicionan en favor del ayuno intermitente y cuatro en contra, lo que evidencia la controversia que genera en el ámbito científico y sanitario.

El ayuno intermitente es un patrón alimentario que consiste en dejar de comer algunas horas o algunos días de la semana. Es un hábito que se ha promocionado para el desarrollo espiritual o para reforzar la salud desde tiempos inmemoriales, como en la Antigua Grecia, que se consideraba una forma de purificación del cuerpo y el espíritu. En la actualidad se practica con asiduidad en situaciones tan dispares como el Ramadán o antes de una intervención quirúrgica.

El problema es cuando una práctica ancestral se lleva a cabo para perder peso, siguiendo los mandatos estéticos, pero sin controlar lo que se ingiere y sin supervisión sanitaria

Modalidades

El problema es cuando una práctica ancestral se lleva a cabo con el único deseo de perder peso, siguiendo los exigentes mandatos estéticos, pero sin controlar lo que se ingiere en los momentos en los que se puede comer y sin supervisión sanitaria.

Existen diferentes formas de realizar ayuno intermitente, aunque el esquema más recomendado es comer durante ocho horas y ayunar otras 16, a diario, con el fin de activar mecanismos celulares que con el patrón dietético de tres comidas al día, más los picoteos, están hibernados, según los defensores del ayuno.

“En una dieta baja en calorías, no se produce autofagia ni se activan las células madre como con el ayuno intermitente”

José Luis Cidón Madrigal

— Médico y Doctor en Ciencias Biológicas

Uno de estos mecanismos es la autofagia, proceso de limpieza celular que en teoría requiere un mínimo de 16 horas de ayuno y se ha relacionado con la eliminación de células dañadas que provocan enfermedades y el envejecimiento. “En una dieta baja en calorías [como las recomendadas para perder peso] no se produce autofagia ni se activan las células madre”, apunta José Luis Cidón, médico, doctor en ciencias biológicas y autor de cinco 'bestsellers' sobre salud y nutrición.

Cidón considera que el ayuno intermitente aumenta la longevidad y es efectivo frente a múltiples patologías infecciosas, cardiovasculares o autoinmunes. En su opinión, también “ayuda a perder peso” sin reducir la energía, facilitando que el hambre sea “más uniforme” que con otros patrones. Cidón argumenta que hay más de 12.000 artículos que avalan sus beneficios, por lo que, en su opinión, hay evidencia suficiente.

Según los defensores del ayuno, este patrón ayuda a perder peso, mejora la sensibilidad a la insulina y tiene beneficios frente a enfermedades cardiovasculares y metabólicas

Exceso de comida

A su vez, Ana Molina, directora del curso de ayuno intermitente de la Academia de Nutrición y Dietética, añade que como el cuerpo humano, desde que nuestros ancestros eran cazadores y recolectores, “está preparado para comer poco”, lo que nos “está matando es el exceso de comida” y la “tendencia opulenta” de los actos sociales. Frente a ello, Molina defiende el ayuno intermitente pero, como el resto de profesionales, siempre bajo la tutela de un profesional porque “no es adecuado para todo el mundo”.

La nutricionista indica que, en los últimos años cinco años, ha aumentado mucho la investigación en torno a este patrón alimenticio: lo más “avalado por la ciencia”, apunta, es que ayuda a perder peso y a mejorar la composición corporal y la sensibilidad a la insulina. También, indica, tiene beneficios frente a enfermedades cardiovasculares y metabólicas. “Luego hay estudios respecto a que reduce la inflamación o la supervivencia en cáncer, pero con menos evidencia”, añade.

"Hay evidencia suficiente de que es peligroso para la salud: el estudio más riguroso al respecto mostró que provoca más pérdida muscular que otros patrones"

Julio Basulto

— Dietista y nutricionista

En el polo diametralmente opuesto, sin embargo, Julio Basulto, coautor de libros como 'Dieta y cáncer', considera que, no solo no hay suficiente investigación que avale que el ayuno es bueno, sino que “hay evidencia suficiente de que es peligroso para la salud”, dado que “el estudio más riguroso al respecto mostró que provoca más pérdida muscular que otros patrones, algo perjudicial para el metabolismo y para conservar la salud”.

A su juicio, es “un mal método para perder peso” porque la pérdida de masa muscular “predice un incremento posterior por el efecto yo-yo”, en referencia a la posibilidad de coger más kilos cuando se abandone el ayuno. “Para demostrar que un método sirve frente a la obesidad tenemos que contar con estudios con grandes muestras de población y seguimiento a largo plazo, y de momento esos estudios no existen”, añade.

Estudios con ratones

A su vez, Eva Pérez Gentico, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas, apunta a que “muchos de los estudios que defienden el ayuno son con ratones, los cuales aguantan cinco días en ayunas”. “Por tanto, no se puede comparar realmente con el ser humano, que aguanta hasta un mes sin ingerir alimentos”.

Los detractores del ayuno lo incluyen entre las ‘dietas milagro’ porque se presenta como una solución rápida, sin respaldo científico y no promueve el cambio de hábitos

Mientras, Mónica Herrero, vicepresidenta del Colegio Profesional de Nutricionistas de Aragón, incluye el ayuno entre las ‘dietas milagro’ porque “se presenta como una solución rápida, sin respaldo científico y no promueve el cambio de hábitos”, dado que muchas personas en las llamadas ventanas de alimentación (cuando se puede comer) se dan atracones y, al abandonar el ayuno, puede aparecer el efecto rebote.

En su opinión, “puede ayudar a algunas personas y puede mejorar algunos parámetros metabólicos si se hace bien, pero no es un patrón para todo el mundo y hay que hacerlo con la ayuda de un especialista”.

A este respecto, Consuelo Tarrasó Barber pone el acento en que el ayuno puede ser, para muchas personas, “la puerta de entrada a una relación disfuncional con la comida" y en personas con trastorno alimentario, puede reforzarlo porque “se sienten culpables cuando rompen las reglas: puede desencadenar atracones y la sensación de vergüenza si no se logra cumplir de manera adecuada”. “En definitiva, una alimentación saludable no debe generar ansiedad, ni rigidez, ni reglas difíciles de sostener. El ayuno no es necesario para nada y en muchas ocasiones puede ser potencialmente perjudicial”, concluye.   

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