Los valencianos, a la cola de leer el etiquetado

Siete de cada diez valencianos no consultan las etiquetas de manera habitual según el I Estudio sobre el Uso y la Interpretación del Etiquetado de Alimentos

Lineal de aceites en un supermercado

Lineal de aceites en un supermercado / Levante-EMV

Amparo Barbeta

Amparo Barbeta

València

Leer las etiquetas cuando se elige un producto en el lineal de un supermercado no es un hábito ni generalizado ni consolidado entre los consumidores. Y esto sorprende cuando es el etiquetado el que ayuda a saber qué contiene cada alimento y cada día se está más preocupado por la alimentación. Para valorar esta situacióna se ha publicado el I Estudio sobre el Uso y la Interpretación del Etiquetado de Alimentos de la Fundación Española de la Nutrición a propuesta del Grupo Gallo, y en él, nueve de cada diez valencianos se muestran preocupados por sus hábitos alimentarios. Sin embargo, siete de cada diez admiten que no leen las etiquetas de manera habitual. La investigación, realizada en una muestra de 4.640 personas de entre 18 y más de 70 años de las 17 comunidades autónomas, también señala que siete de cada diez consumidores consideran que la información proporcionada en el etiquetado no es clara y creen que muchos términos son difíciles de entender y tan solo un 9,4% asegura comprenderlas claramente.

Productos en un supermercado

Productos en un supermercado / Levante-EMV

"De manera generalizada, los consumidores no comprenden el contenido de las etiquetas de los productos o no saben cómo interpretarlas adecuadamente. Esto genera una creciente demanda de etiquetas más comprensibles. Además, la preocupación sobre los hábitos alimentarios de los españoles está en aumento, y, cada vez más, buscan tomar decisiones informadas para mejorar su salud. Es crucial tener una mayor educación nutricional y proporcionar información más transparente y accesible para empoderar a los consumidores", explica Rosaura Leis, presidenta de la Fundación Española de la Nutrición (FEN).

Entre los principales motivos para no consultar el etiquetado, los encuestados mencionan la percepción de que no les aporta información relevante para su alimentación, además del tamaño de la letra y la falta de tiempo.

Solo 3 de cada 10 valencianos lee siempre las etiquetas

La Comunidad Valenciana se sitúa entre las comunidades autónomas con menor hábito de lectura de etiquetas: solo un 30% de los valencianos afirma leerlas siempre o casi siempre. Además, un 45,1% reconoce hacerlo de forma ocasional, un 13,4% únicamente en determinados productos y un 11,6% admite no leerlas nunca. Por detrás de la Comunidad Valenciana solo se sitúa Asturias (28%). En el otro extremo, Canarias encabeza el ranking con un 41,5%, seguida de Baleares (38,3%) y Andalucía (36,5%).

No se lee el etiquetado por la percepción de irrelevancia de la información, el tamaño de la letra, la falta de tiempo, la desconfianza y la dificultad por comprender la información

La razón principal que alegan para no leer las etiquetas es por la percepción de irrelevancia de la información que aportan (40,6 %); seguido del tamaño reducido de la letra (29%); la falta de tiempo (20,3%); la desconfianza (11,6%) y la dificultad por comprender la información (11,6 %).  

Aunque una gran parte de los valencianos reconocen no leer las etiquetas de los alimentos en el supermercado, tres de cada cuatro admiten que la información del etiquetado les influye mucho (21,2%) o bastante (51,9 %) al hacer la compra.

Seis de cada diez consumidores muestran interés en conocer la composición del producto para mantener una dieta equilibrada, mientras que el 52,4 % se interesa por la calidad y seguridad alimentaria. Otros factores valorados incluyen los ingredientes frescos (21,6 %); el rechazo a los alimentos con aromas artificiales (16,3 %) y la necesidad de atender a restricciones por motivos de salud, como alergias o dietas específicas (13,9 %).  

En cuanto a la idoneidad de la información en las etiquetas, un 30,8 % considera que es suficiente para escoger la mejor opción, mientras que un 59,1 %, opina que depende del tipo de producto. Un 10,1 % asegura que la información no es suficiente para casi ningún producto.  

La atención que se presta a las etiquetas varía según el tipo de producto

La atención que se presta a las etiquetas varía según el tipo de producto: los consumidores valencianos se fijan más en el etiquetado de los productos nuevos o desconocidos (68,8%), seguidos de alimentos envasados (60,6 %) y alimentos procesados o ultra procesados (52,9 %). En cambio, prestan menos atención a los alimentos percibidos como saludables (25%), probablemente debido a la confianza en su calidad percibida.

La información no es clara

En general, los consumidores demandan una mayor claridad en el etiquetado de los productos. Solo un 27,1 % considera que la información es clara en general, mientras que un 40,1 % la encuentra mayormente comprensible, aunque reconoce que algunos términos son complejos. Un 29,6 % percibe confusión en algunas etiquetas, y un 3,2 % indica que le resulta muy difícil entenderlas. Casi la mitad cree que los términos técnicos son difíciles de entender y solo un 9,4 % asegura comprenderlas claramente.  

Productos en un supermercado

Productos en un supermercado / Levante-EMV

Los caldos presentan elevadas diferencias de calidad en el mercado y una gran parte de los consumidores no son conscientes de ello. De hecho, más de la mitad de los caldos de pollo contienen un máximo del 2% de pollo. Al ser consultados sobre estas diferencias, un 45,8% de los consumidores afirma desconocer la variación en el porcentaje de contenido de pollo.

Un 47,3 % lo desconoce y un 18,8 % nunca se lo ha planteado, mientras que solo un 33,9% afirma conocerlo. Los consumidores también reconocen desconfiar de términos como “bajo en”, “rico en” o “sin”. Un 40,4% los considera claros, pero no siempre confía en ellos, mientras que un 44 % los encuentra confusos o ambiguos en algunos casos. Solo un 10,1 % confía plenamente en ellos.  

La preocupación por los hábitos alimentarios es muy alta en la Comunidad Valenciana. Un 31,4% de los consumidores reconoce que se preocupa mucho, mientras que un 57,4%, bastante. Solo un 11,2% manifiesta poca o ninguna preocupación.

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