POLÉMICA EN LA T4
Escepticismo en el aeropuerto de Barajas ante el plan de Aena para limitar el acceso a los 'sin hogar': "Esto será ver para creer"
Los trabajadores de la T-4 no terminan de creerse el plan de Aena para reducir el número de personas sin techo que duermen allí y los sindicatos lo tachan de "parcial"
Los cerca de 400 huéspedes del aeropuerto lamentan las nuevas restricciones, pero piensan quedarse a dormir en las instalaciones

Varios 'sin hogar' durmiendio en la planta 1 de la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas. / CEDIDA
Accen es búlgaro, tiene unos 35 años, desde hace dos meses duerme en la T-4 del aeropuerto Adolfo Suárez-Barajas de Madrid y hoy está contento porque ha encontrado por los pasillos una mochila North Face "que está muy bien". "Es que aquí hay de todo, la gente, los que viajan, nos dan comida y dinero", cuenta en un buen castellano el hombre, cuyas únicas propiedades son unos vaqueros, unas zapatillas Skechers, un jersey y un saco de dormir que guarda a empellones en un macuto.
Ex instalador de aires acondicionados en su país, llegó hace dos años a buscar trabajo, y le robaron "todo". "Me han robado muchas veces estando durmiendo en la calle", revela en la planta primera de la T-4, la que da acceso al parking, donde por la noche pueden llegar a juntarse "200 personas en total", aunque los sin hogar que duermen a diario por todas las instalaciones se elevan a unos 400, según las últimas estimaciones.
Durmiendo detrás de los ascensores
Se tumban en los pasillos de la planta baja, en los bancos de la zona de salidas de la segunda planta... en cualquier escondrijo donde puedan pasar la noche tranquilos. "Aquí mismo duermen detrás de los ascensores", cuenta un trabajador de una empresa de transporte en la planta -1. "Yo estoy por las mañanas, y no veo mucho, pero mi compañera de por la noche me cuenta unas cosas... si tienen que mear ahí mismo mean, no suben a los baños. Hay un problema grave de limpieza".

Una personas duerme en uno de los pasillos de la Terminal 4 del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas. / EFE
La situación de insalubridad e inseguridad, puesta en conocimiento público por el sindicato SATSE en febrero pasado, ha desatado una guerra entre AENA, gestora del aeropuerto, y la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, responsabilizándose mutuamente de no dar solución a un problema acentuado durante meses en el aeropuerto y en el que también se incluyen incidentes incluso entre los moradores de la T-4.
Ayer, pocos días después de que Aena fumigara el aeropuerto tras detectarse la presencia de chinches, la compañía anunció que va a limitar el acceso a los terminales del aeropuerto para que solo entren trabajadores, pasajeros con billlete y acompañantes en algunas franjas horarias, en concreto en el horario nocturno.
El gestor aeroportuario recordaba que los aeropuertos no son lugares preparados para vivir, sino que son infraestructuras "exclusivamente de paso, que no tienen en ningún caso las condiciones adecuadas para pernoctar".
"Estoy varado aquí"
"Espero que no nos echen, aquí no molestamos a nadie. Si nos echan, estamos jodidos, habrá que volver a la calle", confiesa Accen que, para empezar, esta noche, cuando se pongan los controles, evitará salir a fumar. "Yo estoy varado aquí. Es que si salimos ya no podremos entrar", razona el hombre, que acompaña a otro amigo, de nacionalidad lituana, a fumar un cigarrillo fuera. "Finish money, finish documentos", razona el otro sin hogar sobre los motivos que le han llevado a dormir en Barajas. Dice que se si le echan se irá a su consulado a tratar de que le vuelvan a ayudar, pero que no tiene teléfono móvil ni documentos.
Ambos aseguran que ningún empleado de Aena ni miembro de seguridad les ha instado a marcharse por ahora: "Solo vienen a las seis de la mañana a despertarnos". "A veces ni eso", replica Cristina, 45 años, que nos pide ser rápidos porque tiene "sueño". Son las 13.30. Cristina, que dice que tiene sus cosas en un recurso de mujeres víctimas de violencia de género en la calle Pozas, pero asegura que "vive mejor aquí porque no hay toque de queda. Allí a las diez de la noche tenía que estar dentro".

Personas sin hogar, durmiendo en uno de los pasillos de la T-4 del aeropuerto Madrid Barajas. / EUROPA PRESS
Personas problemáticas
La mujer, natural de Extremadura, lleva varios años durmiendo en la calle y desde enero aquí en Barajas. Dice que es "tranquilo", aunque hay varias personas "problemáticas, que traen droga o que beben mucho. Hay uno que echa fentanilo a los restos de comida", revela la mujer, que tiene un pie en alto, apoyado en un trolley, porque se ha hecho un esguince, "y en el consultorio médico de aquí no me atienden y he llamado al 112 y tampoco".
Cristina, que se alimenta de bocadillos que reparten las ONG en Barajas pueblo o de lo que encuentra en la basura, duerme sobre un cartón porque su saco se lo dejó a "un venezolano" y no se lo devolvió. "Aquí duerme mucho sudamericano y también gente que huye de la guerra", revela la mujer, que dice que si la echan volverá al recurso que tiene: "Allí tengo mi ropa, mis libros..."
Deambulando con su maleta
En su inmensa mayoría, los huéspedes de Barajas son personas muy vulnerables, sin dinero, desempleados y muchos sin papeles. Algunos deambulan con su carrito con la mochila como si fueran un pasajero más, esperando a que algún cliente de las varias cafeterías que hay deje algo de comida en las bandejas para arramblar con ella.
Manuela Inés tiene 63 años, es ecuatroriana con nacionalidad española, y pide dinero a los clientes de la cafetería pegada al lounge 10 de Salidas, a pocos metros de una docena de chóferes trajeados con carteles con los nombres de los pasajeros que tienen que llevar al centro en su coche. "Yo viví aquí siete meses, vine hoy para ver si me pueden ayudar. Aquí estaba mejor que en el centro Luis Vives [recurso para personas sin hogar], allí hay mucha drogadicta, me quieren matar. Ya me han dicho gente con la que hablo que no me puedo quedar ya, que no nos dejan", suelta.
Todos los empleados del aeropuerto ven con buenos ojos el plan de Aena, pero esperan ver cómo se concreta ya que "no es tan fácil". "Esto será ver para creer, porque llevan mucho tiempo diciéndolo. Lo que está claro es que la situación es insostenible. Está claro que para ellos es fatal, pero tienen que dar una solución. Están por todos los lados, incluso los trasladan a zonas para que no se les vean", confiesa un trabajador del aeropuerto.
"A mí me intimidan mucho, les ves que están atentos a que no estés vigilando para llevárse algo", comenta una joven que trabaja en una tienda de recuerdos y comestibles. "Yo por las noches cuando me quedo sola llamo a mi madre para no sentirme sola porque me intimida mucho", señala la vendedora, que añade que no usa los baños del aeropuerto "porque los dejan fatal. Algunas veces se encierran ahí durante horas".
Desde el sindicato ASEA afirman que el plan de Aena les parece "una medida acertada, pero parcial". "Esto debe hacerse de la mano y a la vez de un plan social de acogida a estas personas vulnerables en espacios adecuados para vivir porque son las primeras víctimas de una situación que nunca debió de haber permitido en Barajas", afirma el sindicato en un comunicado.
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