Afectos y sexualidad
Las relaciones abiertas desde dentro: "Pactamos que nunca repetiríamos ni tendríamos sexo con amigas"
Cuatro parejas explican las reglas que pusieron para abrir su relación y cómo les ha ido

Olga y Sergio, pareja que apuesta por las relaciones abiertas, en Barcelona / Foto: Irene Vilà Capafons / Irene Vila Capafons / EPC
Abel Cobos
Olga, de 37 años, tenía un pacto de "no hacerse daño" con su entonces pareja cuando decidieron abrir la relación. “Consistía en que si, en un punto de la relación, algo de lo que hacíamos provocaba daño al otro, volvíamos a la monogamia”, explica. Otra de las condiciones era que bajo ningún concepto se podían mantener relaciones sexuales con otras personas sin protección. "Entre nosotros no usábamos preservativo y no se debe poner en riesgo la salud de la pareja. Hacerlo sin habría sido motivo de ruptura”, añade.
Esos dos acuerdos -el de la protección y el de 'no hacerse daño'- fueron las normas que consolidaron la relación de Olga con su entonces pareja. Ahora está con Sergio (38 años) y, para abrir su relación, se inspirarán en el contrato que Wyylde, red social liberal líder en el mundo, ha publicado en abierto, el cual sigue la estructura de un documento notarial y detalla los límites, cuidados y reglas.
"Dijimos que si algo nos hacía daño volvíamos a la monogamia"
Tres reglas en un 'post-it'
No es la única pareja que se rige por reglas escritas. “Cuando abrimos, escribimos tres reglas inamovibles en un ‘post-it’, lo colgamos en el corcho, y ahí sigue. Ahora ya de coña, claro. Lo llamamos los tres mandamientos”, bromean Paula (25 años) y Carla (33). Las reglas, que siguen vigentes, son básicas: “nunca con una amiga”, “nunca repetir” y “con un hombre, solas, con una mujer, las dos presentes”.
Estas directrices surgieron porque Paula es bisexual y no quiere renunciar a explorar el sexo casual con hombres –hacia los cuales no siente atracción emocional, solo física–. Y porque ambas sí pueden desarrollar vínculos emocionales hacia las mujeres y no querían adentrarse en el terreno del poliamor. Para evitar dramas y encaprichamientos unilaterales, pusieron la regla de que ambas debían estar presentes en cualquier encuentro sexual de componente lésbico.
“Hace nueve años, nuestros amigos nos decían: '¿Qué hacéis?, 'Esto irá mal’… Ahora más de la mitad tienen relación abierta”
Por otra parte, Javier y Guille (de 32 y 30 años, respectivamente) apostaron por no reflejar las reglas en un contrato estricto, sino que querían ir fluyendo, según se sintieran. “Lo ‘guay’ de una relación abierta es que, como no va marcada por reglas sociales, tú puedes marcarte las tuyas y jugar con ellas, abriendo y cerrando según convenga”, explican.
Normas más abiertas tras nueve años
Las reglas que establecieron al inicio eran que ambos participasen siempre y que nunca sería con amigos. Ahora, con el tiempo (llevan 9 años de relación abierta), las normas son mucho más abiertas y, entre otros, sí que quedan por separado. “Al principio pones muchas normas porque no es fácil abrir la relación: te pones frente al espejo de tus inseguridades”, recuerdan. Tras desarrollar vías de comunicación sanas y directas, su rango de permisividad se hizo mucho más abierto, porque de cada conversación salían más reforzados, tanto como pareja como en términos de autoestima, con lo cual los celos y las inseguridades prácticamente desaparecían.
"Al principio nos pedíamos permiso, ahora solo nos lo contamos”
Bruno y Mireia (de 52 y 48 años) coinciden: "La lealtad a los acuerdos y la sinceridad es la base". Llevan 5 años, con relación abierta desde el principio. Presumen de contárselo todo. "Más que nada, que a mí me gusta que mi pareja sea deseada. Me produce deseo ver cómo la desean", asegura Bruno.
Límites y fronteras
"Ser liberal no quiere decir no tener límites", cuentan. Al revés: ellos tienen varias normas, como que hay amigos con los que no pueden hacer nada, o que, si se aventuran en el poliamor, hay relaciones jerárquicas y ellos son la principal. También ellos sienten que el tiempo, la confianza y el establecer formas de comunicación y diálogo ha hecho que las normas se diluyan. "Ahora ya casi no nos pedimos permiso, al principio mucho más. Total, luego nos lo acabaremos contando todo".
Todos consideran que, en los últimos años, la percepción de las relaciones abiertas y liberales ha mejorado. "Ya no tiene por qué ser un secreto", argumentan. "Hace nueve años, nuestros amigos nos decían que ‘pero ¿qué hacéis?’, ‘esto irá mal’… Ahora, más de la mitad tienen relación abierta", relatan Javier y Guille. Eso sí, todavía hay fronteras que son difíciles de cruzar. "Mis padres nunca lo sabrán, demasiadas preguntas, y no sé yo qué pensarían", dice Paula. "En mi trabajo y mi familia tampoco lo he contado. No tanto por prejuicios, sino para evitar tener que dar muchas explicaciones", apunta Javier, en la misma dirección. "Noto más aceptación social", confirma, aunque todavía hay sectores donde son tabú.
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