Cultura Friki y bienestar emocional

José Valenzuela, neurocientífico: "La capacidad de fantasear de la gente friki es muy útil para gestionar el trauma"

Orgullo Friki: una jornada para reivindicar que imaginar, sentir y compartir mundos alternativos también es cultura y bienestar

Juegos, ficción y comunidad: así ayuda este colectivo a combatir la soledad y sentirse reconocido

Encuentro de juegos de mesa en la Estación de França de Barcelona. El evento es organizado por Kleff, la comunidad de juegos de mesa más grande de Europa

Encuentro de juegos de mesa en la Estación de França de Barcelona. El evento es organizado por Kleff, la comunidad de juegos de mesa más grande de Europa / Bárbara Favant / EPC

Fidel Masreal

Barcelona

Fei Reixach tiene diecinueve años, estudia doblaje y se declara orgullosamente friki. “Siempre he ido a mi bola. Ya de pequeño, cuando en el patio hablaba de videojuegos o de las exposiciones que había visto en el museo, me daba cuenta de que no compartía intereses con la mayoría de los compañeros”. Esa sensación de no encajar le acompañó durante años, hasta que descubrió una frase que resumía mejor que ninguna su camino vital. Es de Undertale, un videojuego de culto de 2015: “A pesar de todo, sigues siendo tú”.

En la vida real no siempre sé cómo sentirme. Pero en un juego o una serie puedo bajar la guardia, llorar y no sentirme juzgado

Fei Reixach

— Estudiante de doblaje y friki

Para Fei, como para muchas otras personas, la cultura friki ha sido mucho más que una afición. Ha sido un refugio emocional. Un lugar donde poder sentir y expresarse sin miedo. Un espacio de conexión íntima con mundos imaginarios y personajes que no solo entretienen, sino que acogen, reflejan y ayudan a entenderse mejor. “En la vida real no siempre sé cómo sentirme. Pero en un juego o una serie puedo bajar la guardia, llorar y no sentirme juzgado”, explica. Este 25 de mayo, Día del Orgullo Friki, Fei reivindica el valor de esos mundos que le han ayudado a ser quien es. No como una identidad cerrada, sino como un espacio donde imaginar, emocionarse y encontrarse con otros que también viven al margen.

Ficción, videojuegos y manga: espacio emocional

La experiencia de Fei no es aislada. El investigador en humanidades y ciencias cognitivas Jose Valenzuela defiende que la afición por la cultura friki suele surgir en personas que han vivido cierto grado de marginación social o emocional. “Cuando leemos o vemos ficción, nos quitamos la coraza. Y como no hay riesgo real, podemos permitirnos sentir de verdad. Incluso más que en la vida real”, explica. Por eso, estos mundos —el manga, la ciencia ficción, la fantasía, los videojuegos— pueden convertirse en espacios de libertad emocional, donde las personas que se sienten diferentes encuentran reconocimiento, sentido y consuelo.

Juegos de mesa como punto de encuentro

Pero no todas las emociones frikis se viven en solitario. Para muchas personas, el escape a mundos imaginarios también puede convertirse en un puente hacia el mundo real. Cuando se comparten estos intereses en comunidad, el bienestar emocional se transforma en vínculos, y el refugio íntimo se vuelve red. Es el caso de KLEFF, un encuentro de juegos de mesa que ha hecho de esta pasión un espacio seguro para cientos de personas en Barcelona.

Encuentro de juegos de mesa en la Estación de Francia de Barcelona. El evento es organizado por Kleff, la comunidad de juegos de mesa más grande de Europa.

Encuentro de juegos de mesa en la Estación de Francia de Barcelona. El evento es organizado por Kleff, la comunidad de juegos de mesa más grande de Europa / Bárbara Favant / EPC

Más allá del consuelo que ofrecen las historias, también hay comunidades que trasladan ese refugio a la vida real. En Barcelona, el proyecto KLEFF se ha convertido en uno de los encuentros de juegos de mesa más populares de Europa. La iniciativa reúne cada semana a cerca de doscientas personas de todas las edades y orígenes para compartir partidas, conocer gente y, sobre todo, crear vínculos.

"Gente cansada de relacionarse a través de pantallas"

“Después de la pandemia, mucha gente estaba cansada de relacionarse solo a través de pantallas. El juego es una excusa para encontrarnos cara a cara y sentirnos un poco más conectados”, explica Pau Martí, que fundó la comunidad tras un episodio depresivo. Pau defiende que la esencia del proyecto no es competir ni ganar, sino crear una atmósfera en la que cada cual pueda ser como es. “Hemos visto vínculos muy bonitos, gente que un día viene sola, empieza a jugar y acaba encontrando su lugar”, añade. Algunos “kleffers” lo expresan así: “Aquí no hace falta conocer a nadie para sentirse bienvenido. A los cinco minutos ya estás jugando y riendo”. O como dice otro participante habitual: “Yo vengo para socializar, pero también para desconectar. Cuando juego, todo lo que me preocupa queda en pausa”.

El juego es una excusa para encontrarnos cara a cara y sentirnos un poco más conectados

Pau Martí

— Fundador de la comunidad KLEFF

Empatía y salud mental en la cultura friki

Aun así, Valenzuela recuerda que estos espacios no son mágicos ni están exentos de conflictos. “Como cualquier otra comunidad, la cultura friki no está libre de abusos, jerarquías o exclusiones”, advierte. Por eso considera importante no idealizarlos y apostar por entornos frikis que sean verdaderamente seguros e inclusivos para todos.

Encuentro de juegos de mesa en la Estación de Francia de Barcelona. El evento es organizado por Kleff, la comunidad de juegos de mesa más grande de Europa

Encuentro de juegos de mesa en la Estación de Francia de Barcelona. El evento es organizado por Kleff, la comunidad de juegos de mesa más grande de Europa / Bárbara Favant / EPC

Según Valenzuela, la cultura friki es también una escuela de empatía. “Leer o jugar es una forma de simulación social: nos pone en la piel de personajes que piensan y sienten diferentes a nosotros, y eso entrena la teoría de la mente. Cuando rellenas los huecos de una historia con tu propio imaginario, estás haciendo un ejercicio emocional y cognitivo profundísimo”, sostiene. Y añade: “La gente friki suele tener una gran capacidad para fantasear, para construir mundos posibles. Es una habilidad que puede ser muy útil para gestionar el malestar, el trauma o la soledad”.

Encuentro de juegos de mesa en la Estación de Francia de Barcelona. El evento es organizado por Kleff, la comunidad de juegos de mesa más grande de Europa

Encuentro de juegos de mesa en la Estación de Francia de Barcelona. El evento es organizado por Kleff, la comunidad de juegos de mesa más grande de Europa / Bárbara Favant / EPC

Cuando rellenas los huecos de una historia con tu propio imaginario, estás haciendo un ejercicio emocional y cognitivo profundísimo

José Valenzuela

— investigador en humanidades y ciencias cognitivas

Fei lo sabe bien. Cuando la realidad se vuelve hostil, encontrarse dentro de un universo ficticio puede ser el único lugar donde sentirse seguro. En su caso, personajes como el monstruo profesor del anime Assassination Classroom no son solo entretenimiento: son presencia, consuelo… y amistad. “Quizás alguien se estremece con un gol. Yo me emociono cuando un amigo juega conmigo a mi videojuego favorito”, dice.

Sin etiquetas ni diagnósticos: un espacio para ser

Para muchas personas, la cultura friki no es solo una afición. Es un refugio emocional, una red de apoyo y un espacio donde poder ser uno mismo sin tener que pedir permiso. Desde los juegos de mesa hasta los videojuegos, pasando por el anime o la ciencia ficción, estos mundos imaginarios pueden tener un impacto muy real en la salud mental y el bienestar colectivo. “A pesar de todo, sigues siendo tú”, dice Fei, citando el videojuego que le ha ayudado a poner nombre a su camino. Una frase que resume lo que muchas personas han encontrado en este universo: un lugar donde sentirse seguro, querido y reconocido.

Tracking Pixel Contents