Ricard Gallego, Xàtiva

El alcalde de Xàtiva, Alfonso Rus, anunció ayer que tiene intención de proponer a los gobiernos chileno y argentino que el territorio que hoy se conoce como Tierra del Fuego, al sur de la Patagonia, adquiera una doble denominación y pase a llamarse también como Ísla de Xativa (sic). Rus desea que esta doble nomenclatura sirva de «homenaje» al cosmógrafo y científico de Xàtiva, Diego Ramírez de Arellano, el primero que cartografió estas tierras consideradas el límite del continente americano con la Antártida.

Según apunta en un estudio reciente el profesor José María López Piñero, como resultado de su viaje entre 1618-1619 al hemisferio sur, recorriendo desde Madeira a Río de Janeiro y el estrecho de Magallanes, el navegante y científico Ramírez de Arellano (Xàtiva, ¿-1624) publicó en 1920 el libro El reconocimiento del estrecho de Magallanes y San Vicente. En esta memoria, Ramírez dio nombre a la Ísla de Xativa, denominación que se mantuvo hasta que terminó la Guerra de Sucesión y la isla que llevaba el nombre de la ciudad incendiada en esa época por Felipe V pasó a llamarse Tierra del Fuego. Según reconoció ayer el alcalde de Xàtiva, la figura del cosmógrafo, aunque tiene una calle en su ciudad natal, es «muy poco conocida entre los vecinos y los propios estudiosos, según tengo entendido», por lo que cree que trabajos como el de López Piñero permitirán «divulgar y conocer» a un personaje tan trascendente para la ciencia y la navegación española del siglo XVII. Rus, que recordó la «importancia de Xàtiva y de sus personajes ilustres», dijo que tuvo conocimiento de este trabajo hace pocas fechas y que su intención es «que no se quede ahí, como una curiosidad», y anunció que desde el Ayuntamiento de Xàtiva «vamos a trabajar para que se reconozca la importancia del cosmógrafo Ramírez y se aprovecha esta oportunidad de exportar el nombre de nuestra ciudad» .

Como avanzó ayer Levante-EMV, el estudio de la figura del cosmógrafo Ramírez de Arellano acaba con «la fabulación» según la cual los valencianos estuvieron ausentes durante el Renacimiento de los trabajos científicos sobre la navegación al Nuevo Mundo, según el profesor López Piñero. En su libro La tecnología de la navegación en la España renacentista, el académico y catedrático de Historia de la Medicina se ocupa del «arte de navegar» y en él habla de Ramírez de Arellano, que llegó a ser piloto de navegación de la Casa de Contratación de Sevilla, como un «hombre de ciencia y práctico en la navegación», del que destaca como un científico «honrado», con «amplitud miras» y «gran discernimiento» . Como piloto mayor, Ramírez intentó superar la corrupción económica en la había caído la institución y llegó a denunciar que «el oficio de piloto mayor se haya defraudado», pero tan «honrada postura» encontró «la cerrada oposición que siempre se produce en estos casos». El nombre de este científico y navegante de Xàtiva quedó para siempre ligado a un grupo de pequeñas islas e islotes de Chile, ubicadas a unos 100 kilómetros al suroeste del Cabo de Horno, llamadas Islas Diego Ramírez.