Enrique E. Monfort, Valencia

-¿Qué diferencias hay respecto a su histórico noneto de finales de los 70

-Es música diferente, interpretada de manera distinta con músicos que no son los mismos. Bueno, excepto por mi mismo. En realidad, todo es diferente. Lo único que se comparten estos nonetos son la cantidad de músicos.

-¿Qué clase de música se podrá oír

Una combinación de escritura musical e interpretación muy imaginativa. Todos los temas que interpretaremos son míos y estarán interpretados asimismo, según creo, de manera muy imaginativa. Habrá también un factor de improvisación muy importante como siempre que toco y siempre que escribo, ya que procuro que mis composiciones sean una buena base para la improvisación.

-¿Aún cree que le quedan cosas por aprender

-Claro que me quedan.

-¿Cómo recuerda el tiempo que pasó compartiendo músicas con auténticos pesos pesados del jazz

-Recuerdo que en esa época se hacía una música muy especial, que era muy inspiradora para mi. La big band de Kenton dejaba poco margen para los solistas pero era una buena formación en la que había que esforzarse al máximo para destacar entre los metales. Pero fue con [Lennie] Tristano cuando encontré por primera vez la auténtica inspiración y fue con él cuando de verdad me planteé hacer música seria. Le debo mucho. Mulligan era un buen músico y disfruté tocando con él y con Chet BakerÉ

-¿Qué tal sus recientes experiencias grabando con gente mucho más joven que Vd., como Gary Versace

-Los jóvenes están llenos de energía. Siempre están intentando cosas y buscando gente interesante con la que tocar. Me inspira bastante tocar con ellos y espero que también suceda al contrario. Yo no enseño demasiado, ya sabe, de manera formal, pero creo que mi manera de tocar es la mejor enseñanza que puedo ofrecer. Por eso aprecio mucho las oportunidades que tengo de tocar con gente joven.

-¿Y qué opina de las nuevas corrientes jazzísticas

-Como ya le digo, siempre están tratando de hacer cosas nuevas. Además, se trata de gente con una buena formación. Algunos de ellos, incluso, están haciendo descubrimientos. Otros simplemente tratan de buscar su propio estilo imitando el estilo de otros, lo que tampoco está mal, siempre que encuentren el suyo. Lo que más me gusta es la cantidad de buenos músicos que hay en la actualidad.

-Y en todas partes...

-Así es. Hace no mucho, conocí una chica coreana de trece años que tenía grabados tres cedés.

-Ha mencionado la enseñanza, un fenómeno relativamente reciente en el jazz...

-Sí, y debo decir que precisamente fue Tristano uno de los primeros músicos en convertirse en profesor de jazz. A partir de ahí empezaron a surgir escuelas, lentamente, y algunas de ellas emplean todavía parte de sus ideas. El problema que puede tener la enseñanza del jazz es la estandarización. Hay que fomentar la experimentación. No sólo hay que aprender a tocar como John Coltrane o McCoy Tyner, meramente copiando y estudiando la historia de la música. En otros tiempos, la gente aprendía simplemente tocando juntos. Eso siempre lo menciono cuando acudo a dar una lección a estas escuelas: hay que hablar y tocar con otros músicos.

-Con la distancia, ¿cómo valora su carrera y su evolución como músico

-Lo único que puedo decir es que a lo largo de mi carrera he intentado tocar la música más real que he podido. Lo que quiere decir eso en un improvisador como yo es que todo cambia. Mi inspiración la he tomado de la gran música, que para mi se concreta en los grandes maestros del jazz como Roy Eldrige, todos los grandes que poseen un fraseo personal, y en la música clásica desde Bach hasta los contemporáneos. No me interesa la música pop.

-Supongo entonces que no le interesan algunas fusiones de hoy que mezclan el hip hop y el jazz...

-No tengo nada en contra siempre que esté bien hecho. Pero si tengo que elegir escuchar algo, siempre preferiré a Bartók, Beethoven o Tristano.