Aulas para la libertad

Los fotógrafos valencianos Alberto Pla y María Burgoa han colaborado en el proyecto Esmabama para expandir la educación entre los niños de zonas rurales de Mozambique

Amat Sapenavalencia

Un aula es el principio de un mejor mañana. Este principio lo aplican a rajatabla en Esmabama, una iniciativa de la archidiócesis de Beira, en el centro de Mozambique, que dirige el misionero comboniano Ottorino Poletto. Dos fotógrafos valencianos viajaron al país africano del 21 de julio al 21 de agosto para colaborar en el proyecto. Son los valencianos Alberto Pla y María Burgoa pertenecen a Fotógrafos en Acción y con la ayuda de la ONG Proyde realizaron trabajos de voluntariado «al servicio del padre Poletto», afirma Alberto Pla. «Hicimos de todo. Ha sido una experiencia muy interesante, ya que ves como viven, su ambiente, su carencias...».

Mozambique intenta superar las secuelas de 16 años de guerra que enfrentó a los dos principales partidos después de lograr la independencia en 1975. La deficiente red educativa es producto de su precaria economía. Y el proyecto Esmabama, impulsado por las misiones Estaquinha, Mangunde, Barada y Maxanga, intentar combatir las carencias. Los centros educativos de este plan son los únicos que tienen internado, algo vital para llevar la educación al mundo rural por la falta de medios de transporte o su mala organización. El testimonio de María, una estudiante de 17 años, es claro. «Todos los días salgo a las 4 de la madrugada para ir al colegio y llego a las 7 o 7:30 de la mañana. Así es difícil concentrarme en la clase porque estoy muy cansada después de caminar más de tres horas». La joven ha tenido que abandonar el internado porque su familia no lo podía pagar.

Alberto Pla cuenta que en una aula de tercero «puede haber alumnos de todas las edades, desde niños pequeños hasta chicos de 16 años».

Las niñas son las que más difícil tienen acudir a la escuela. «Se casan muy pronto y por eso abandonan el colegio antes de hora», señala María Burgoa. «Eso incide en el gran porcentaje de analfabetismo que existe en Mozambique, que afecta sobre todo a las mujeres», apostilla Pla. Pese a todo, el proyecto Esmabama está logrando que se revierta la situación y que muchas niñas puedan conseguir que continuen estudiando.

Las escuelas mozambiqueñas están abarrotadas y el número de alumnos por aula es muy elevado. Además, hay niños que han de estudiar en el suelo por falta de mobiliario. «Con este tipo de proyectos queremos denunciar este tipo de situaciones. Nuestra aportación es modesta y aunque no podemos solucionar los problemas sí que podemos contarlos para que dejen de existir», relata el miembro de Fotógrafos en Acción.

El injusto reparto de la riqueza

Pla denuncia que, como en otro país del Tercer Mundo, la injusta distribución de la riqueza es la que origina estas tremendas desigualdades. «Cuando vuelves te das cuenta de que todo lo que has visto no parece que tenga solución. En Mozambique las tierras están en manos de latifundistas y el dinero se encuentra en pocas manos y en las multinacionales». Con todo, el proyecto de Esmabama logra abrirse camino en Mozambique. Actualmente beneficia a 8.000 alumnos, da trabajo a 200 profesores y logra mejorar las condiciones de vida y de futuro de muchos jóvenes de la zona.

Esmabama no sólo es un plan educativo, también lucha contra la expansión del sida, como relata el padre Ottorino Poletto. «El virus azota, sobre todo, a las zonas norte y sur de Mozambique. Nosotros fuimos los primeros en aplicar los tratamientos antiretrovirales. También realizamos una atención especial a mujeres embarazadas seropositivas».

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