La asociación Vida Independiente de la Comunitat Valenciana (Vicoval) se presenta hoy en un acto que se celebrará en la Facultad de Filología de la Universitat de València. La nueva entidad se constituye para promover la vida independiente de las personas que por su discapacidad necesitan de apoyos generalizados para que puedan ejercitar el poder de decisión sobre su propia existencia y llevar una vida social, laboral o económica como cualquier otra persona, con los mismos derechos y deberes que sus conciudadanos.

La mayoría de los miembros de Vicoval participan en el Foro de Vida Independiente, aunque Ismael Lloréns, presidente de Vicoval, precisa que no es una escisión. «Foro de Vida Independiente no tiene ningún tipo de estructura, ni organigrama ni presidente, es un simple foro de internet. Se nos escuchaba pero no había una organización ni personalidad jurídica. Por eso, entre otras razones, nace nuestra organización».

Lloréns incide en que Vicoval es la primera asociación que lucha por la vida independiente en Valencia. «Hasta ahora no había nada parecido en Valencia. Pedimos la igualdad de oportunidades respecto al resto de la sociedad, no queremos más sino los mismos derechos. Luchamos por la asistencia personal porque es la herramienta para que las personas con discapacidad puedan tener una vida digna y no tengan que estar recluidas en una residencia. Es decir, que nuestra meta es que tengan una vida independiente».

El presidente de la organización afirma que el servicio de asistencia personal «supone disponer de una persona que nos ayude a hacer lo que no podemos por nuestros propios medios. Te ayuda a levantarte, a ducharte, a cocinar, te lleva en coche si no puedes conducir, acompañarte al cine, etc. Es una ayuda personal que abarca todas las actividades que se dan en 24 horas: física, visual, auditiva... Es un trabajador profesional diferente a un voluntario o a un familiar».

Lloréns señala que para conseguir el objetivo «debemos organizarnos, crear oficinas para poder informar a las personas que están en nuestra situación. No queremos un centro de día», aunque reconoce que la mentalidad de muchos de los integrantes del colectivo de discapacitados «supone un problema para poder avanzar. Hay gente que le da miedo secundar nuestras propuesta porque nos ven como algo parecido a un radical y temen perder las ayudas que tienen».

Vicoval quiere ir más lejos de lo que ofrece la Ley de Dependencia. »Esta norma reconoce la asistencia personal para actividades de trabajo y de estudios pero no es suficiente. En mi caso, la ley no me cubre porque tengo 53 años y soy pensionista, así que no tendría acceso a la asistencia personal», afirma el presidente de la entidad.

Según Lloréns, la asistencia personal que propone Vicoval «requiere un compromiso personal. Hay que elegir el candidato y hacerlo con responsabilidad porque se va a establecer una relación muy estrecha entre la persona discapacitada y el profesional. También es necesario un contrato con Seguridad Social, etcétera».

Las pretensiones de la nueva asociación pueden chocar con unas administraciones que están más por los recortes que por aumentar el estado del bienestar. «Sabemos de las dificultades del momento y es posible que lo que planteamos ahora sea una utopía para nuestra generación. Los políticos actuales no son valientes. Nos han llegado a decir que si aceptan lo que pedimos, la gente afectada les llegaría en avalanchas. Lo que pedimos ya es algo que se aplica desde los años 70 del siglo pasado en Estados Unidos y que también está reconocido en los países nórdicos, en Alemania o en Gran Bretaña. En España no hay nada, lo más parecido es un proyecto piloto que se aplica en la Comunidad de Madrid».

«La crisis „afirma Ismael Lloréns„ es una excusa, lo que falta es voluntad. Yo trabajaba en una oficina pero tuve que dejarlo porque mi enfermedad me impedía porque cuando me quedaba solo no podía atender al público. De tener un asistente personal podría haber seguido trabajando y, po lo tanto, cotizando IRPF, Hacienda, etcétera. Ahora, soy pensionista y soy una carga para el Estado».