Hace ya 20 años que una congregación de las Terciarias Capuchinas fundaron la ONG para la Promoción y la Solidaridad con los empobrecidos del Tercer Mundo (Proyso). En ese periplo de dos décadas han logrado crear un auténtico puente de solidaridad entre tierras valencianas y de Guinea Ecuatorial.

Esta entidad ha colaborado, por ejemplo, en la puesta en marcha y mantenimiento de un centro nutricional que ha atendido a más de 4.600 niños de familias sin recursos en esta país africano. Pero su trayectoria no se queda ahí. Proyso ha participado también en otros proyectos, como un centro de salud que realiza en sus instalaciones una media de 4.500 consultas al año.

La principal iniciativa de esta ONG se basa en un centro infantil en la ciudad de Evinayong, según indican desde el Arzobispado de Valencia. Con el nombre del fraile capuchino valenciano que fundó la congregación, Luis Amigó, este proyecto atiende a 250 niños de entre 2 y 5 años que proceden de familias con escasos recursos económicos.

En esta peculiar escuela, tres religiosas, profesoras nativas, y un cocinero se ocupan de las necesidades básicas de nutrición, sanidad y educación de los niños, a los que proporcionan desayuno, comida y material escolar. Entre otros logros, gracias al trabajo realizado por la ONG con las madres de la zona se ha disminuido notablemente el índice de enfermedades y mortalidad en los niños acogidos en el centro, según aseguran desde el arzobispado.

En este mismo recinto la congregación puso en marcha hace más de quince años el centro de salud Luis Amigó, en el que dos hermanas, junto con personal nativo, atienden sanitariamente a 4.500 personas al año, especialmente a los niños del centro infantil, con vacunas y medicación, habitualmente para la malaria.

Ahora cumplen 20 años de una labor que cada día une más los lazos que unen tierras tan lejanas y, a la vez, cercanas como son Valencia y Guinea Ecuatorial.