De acuerdo con la agencia oficial Xinhua, en lo que va de año la provincia ha informado de varias decenas de nuevos casos. Sólo en la localidad de Lixin, de donde procedía el niño fallecido, hay 13 pequeños hospitalizados.

A principios del año pasado el virus de la fiebre aftosa se extendió entre más de 24.000 niños, la mayoría menores de 2 años. El Gobierno chino situó la cifra final de víctimas mortales en 40 niños; 26 de ellos eran de Anhui, aunque el virus se extendió a lo largo de todo el territorio chino, llegando a lugares como Pekín o la provincia de Hebei, en el norte, o a Cantón, en el sur.

El retraso a la hora de informar del brote creó momentos de pánico entre los padres. Las autoridades negaron que el retraso se hubiese debido a un deseo de ocultar información, sino a las dificultades iniciales a la hora de diagnosticar la enfermedad.

El virus de la fiebre aftosa humana se transmite por el aire y al tocar objetos contagiados. Los enfermos sufren fiebre alta, tos y úlceras en la boca, manos y pies; en los casos más graves pueden sufrir meningitis, encefalitis y edema pulmonar.