Los ocho millones de euros falsos en billetes de 500 y el papel para imprimir hasta 700 millones, tal como publicó en exclusiva Levante-EMV, tenían como destino el pago entre narcotraficantes de grandes cargamentos de cocaína, estafa que la policía ha logrado abortar a tiempo con la detención de catorce personas. La imprenta clandestina estaba ubicada en una nave de Real de Gandia en cuyo interior informó ayer la policía de los pormenores de la operación.

Llegar hasta la mayor aprehensión de billetes falsos de las realizadas en la Unión Europea ha sido una compleja tarea que comenzó como un caso de narcotráfico a gran escala. Hace casi un año, agentes antinarcóticos de la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la policía nacional de Valencia supieron de una organización asentada en la República Dominicana que buscaba socios para enviar cocaína a España. El cabecilla, de origen dominicano, dio con un empresario de Monóvar que tenía establecida una relación comercial con ese país centroamericano, ya que se dedicaba a la importación de piedras y metales a través de una sociedad con sede en Elda.

Desde el inicio de la investigación, que ha sido especialmente intensa y complicada, llegaron al puerto de Valencia tres contenedores de piedra, pero en ninguno de ellos había droga. Finalmente, el 25 de julio arribó el cuarto contenedor. Cuando el servicio de inspección de aduanas lo sometió a registro, la policía encontró 65 kilos de coca en un doble fondo.

A partir de ese momento, con la supervisión de la juez de Instrucción número 10 de Valencia y el fiscal especial antidroga, los agentes iniciaron la cadena de detenciones. Entre los arrestados estaban el importador alicantino y el cabecilla de la red dominicana, que había venido a Valencia para supervisar personalmente la llegada de la mercancía. Además, fueron apresados seis hombres más: tres dominicanos, un cubano nacionalizado estadounidense y tres españoles. Los arrestos fueron en Valencia, Torrent, Monóvar y Barcelona.

También fueron registrados una nave en Monóvar y tres domicilios en Torrent, Sax y Barcelona. Pero éste no iba a ser, ni mucho menos, el final de la operación.

Un antiguo conocido de Benidorm

Mes y medio antes, en plena investigación del tráfico de drogas, uno de los presuntos narcos había entrado en contacto con un viejo amigo suyo de Benidorm, un hombre con varios antecedentes por falsificación de moneda. Los seguimientos a que estaba siendo sometido el supuesto traficante permitieron saber que había acompañado a su amigo a Francia primero, en busca de cierta maquinaria y a China después, donde compraron distintos productos químicos.

Los investigadores creyeron entonces que pretendían montar un laboratorio de drogas de diseño. La sorpresa saltó cuando comprobaron que lo que estaban adquiriendo era maquinaria de imprenta "offset" de última generación. Ante la certeza de que pretendían fabricar dinero ilegal, la policía de Valencia pidió la colaboración de la Brigada de Investigación del Banco de España, la unidad policial especializada en la investigación de falsificación de moneda.

Las vigilancias sobre los sospechosos llevaron a los agentes hasta la nave de Real de Gandia, pero controlar a los presuntos delincuentes no iba a ser tarea fácil. No sólo habían instalado cámaras en el exterior del edificio para controlar la posible presencia policial, sino que cada noche quemaban las planchas y las tiraban para destruir las pruebas.

Aún así, los agentes supieron que el cabecilla de la red había viajado a China y había traído papel moneda en su equipaje personal, por lo que sospecharon que iba a iniciar el proceso de fabricación. Tras las primeras pruebas satisfactorias, los supuestos falsificadores encargaron el resto del papel, que llegó al aeropuerto de Manises el martes pasado. Ese día, el cabecilla y un supuesto cómplice habían quedado en Valencia con dos de los "clientes" para venderles los primeros 700.000 euros en billetes falsos de 500. La policía los apresó a todos. El jueves detuvo al quinto sospechoso en Carlet y a una mujer en la Vila Joiosa.

Al mismo tiempo, era registrada la nave que albergaba la imprenta, en la que estaban los ocho millones falsos en distintos momentos del proceso de elaboración.

La nave vecina a la

de la panificadora

La nave donde se falsificaban los billetes está en un polígono de Real de Gandia, justo en el camino que lleva al cementerio del distrito de Benipeixcar, en Gandia. Es una calle privada y no urbanizada, y la nave es contigua a la de la panificadora de El Real en la que un inmigrante perdió su brazo el pasado mes de junio. Este hecho accidental, casi da al traste con la operación dado que los agentes llevaban tiempo vigilando a los falsificadores, que empezaron a ponerse nerviosos ante tanta ida y venida de periodistas y policías de uniforme. Los investigadores tuvieron que tomar más precauciones de las habituales y los falsificadores, ante la presencia de cámaras, uniformes y coches de policía por doquier, estuvieron una semana sin acudir a la nave hasta que el revuelo mediático cesó sobre la panificadora y pudieron regresar a su "trabajo".