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Josefa R. A. y su actual compañero sentimental, Carlos Z. P., detenidos en Lugo por agentes de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia por su presunta implicación en el intento de homicidio del marido de ella y encarcelados por el juez de guardia lucense de Monforte de Lemos, ya han salido de prisión. La pareja recobró la libertad tras pasar apenas nueve días en prisión, a petición de la fiscal de Monforte, quien exigió su encarcelamiento tras examinar las diligencias aportadas por la Guardia Civil.

En aquél momento, el 30 de enero pasado, el juez de Monforte accedió a la petición fiscal y decretó prisión incondicional, comunicada y sin fianza para ambos por un presunto delito de homicidio en grado de tentativa, tal como publicó en exclusiva Levante-EMV.

Sin embargo, la juez de Instrucción número 2 de Llíria, que instruye la causa desde que la víctima, Sigifredo Franco, fue tiroteada en Marines el 5 de marzo del año pasado, ha revocado la decisión de su colega lucense. Y lo hizo sin tomar declaración a los detenidos personalmente. De hecho, la juez utilizó la vía de la videoconferencia para interrogar a los dos acusados, que respondieron desde la cárcel de Bonxe, en Lugo.

La toma de declaración se realizó el martes, día 9 de febrero, y nada más concluir, la instructora decretó libertad sin fianza para Josefa y Carlos, que continúan imputados en la causa abierta por homicidio. De hecho, fuentes próximas a la inculpada dijeron que ambos deberán comparecer para firmar cada lunes ante el juzgado de Monforte de Lemos. Ambos residen desde abril del año pasado en el domicilio de los padres de Josefa, en Quiroga (Lugo), junto con el hijo menor de Sigifredo y su primera mujer y el que tienen en común.

La prueba de balística, pendiente

La puesta en libertad de Josefa y Carlos se produce cuando el sumario aún está bajo secreto, y sin que hayan llegado los resultados de las pruebas de balística que la Guardia Civil realiza a partir de los cartuchos de caza vacíos encontrados en el lugar de la agresión y las armas intervenidas por los investigadores.

Fuentes de la defensa dijeron a este diario que "el caso se ha magnificado", ya que, a su juicio, "se trata de unas meras lesiones y no de un homicidio en grado de tentativa, y por ello trataremos de que la juez cambie la calificación del delito". No obstante, los médicos estimaron en su momento que, si la víctima no hubiera sido auxiliada por un vecino el día de la agresión, podría haber muerto desangrado en mitad de un camino.