El Grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia continúa con la investigación del asesinato y la posterior quema de un hombre en el maletero de un vehículo en un paraje en el término municipal de Llombai. En principio, todo apunta a que el fallecido podría ser el propietario actual del vehículo, aunque el dueño legal ya no es quien utilizaba el coche, por lo que la identificación de la víctima se presume complicada. Además, el deteriorado estado del cuerpo impide saber su identidad a partir de las huellas dactilares, por lo que probablemente habrá que recurrir al ADN.

Tampoco se conocen, de momento, las causas de la muerte, dado que el forense ha preferido esperar a hoy, lunes, para realizar la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de Valencia.

El vehículo fue encontrado el viernes por la tarde en un paraje bastante conocido de Llombai puesto que en las inmediaciones hay un circuito de motos. El coche se encontraba a tres metros del camino y posiblemente fue incendiado con una sustancia acelerante para que ardiera a más velocidad.

El automóvil ha tenido diferentes propietarios en los últimos años, según fuentes próximas al último dueño, por lo que comprobar la identidad de quien lo utilizaba en este momento es una tarea difícil..

Fue un vecino de la zona quien alertó al 112 de que había un coche ardiendo en un camino de la partida de la Malá. Cuando los pilotos de la luz del BMW 570 se derritieron a causa del fuego el hombre pudo ver algo similar a un cuerpo humano en el interior del maletero.

Tras apagar los bomberos las llamas, el Grupo de Homicidios y los expertos en criminalística asumieron la investigación, en la que no se descarta ninguna hipótesis. Los vecinos de la zona no vieron a nadie sospechoso por las inmediaciones, aunque los agentes de la Benemérita entrevistaron a todos los residentes cerca del lugar del hallazgo.

Este caso es el tercero de similares características que ocurre en la provincia de Valencia en el último año. En los anteriores, el móvil fue el ajuste de cuentas por tráfico de drogas. El primero se produjo en agosto de 2009 en Almussafes y el segundo en marzo de este año en Riba-roja del Túria. Esta práctica utilizada por los asesinos tiene como fin destruir la mayor cantidad posible de pruebas y dificultar así la investigación policial.