La versión del acusado de agredir sexualmente de dos menores y abusar de otros ocho en una localidad de la Safor se desmontó ayer cuando las psicólogas forenses que atendieron a los dos niños de 13 años, víctimas de las presuntas agresiones, aseguraron que "la sintomatología de los menores refleja que las relaciones sexuales no fueron consentidas".

El acusado, V. S. Ch. (y no A. G. S. cómo publicó por error este periódico), podría enfrentarse a una pena de 61 años por dos delitos de agresión sexual, ocho de abusos a menores, así como por exhibir material pornográfico a éstos y utilizar a los menores en la elaboración de pornografía infantil, ya que presuntamente grabó con su móvil un "encuentro" con una de sus víctimas.

Las cuatro expertas coincidieron en apuntar que el relato de los dos menores y sus distintas manifestaciones responder a las pautas de alguien que ha sido víctima de abusos sexuales. "Él no quería denunciar, no tenía intención de que saliera a la luz, prefería minimizar lo que pasó", explicaba una de las psicólogas durante la vista oral celebrada ayer en la Audiencia de Valencia. "Esta resistencia a contar lo hechos es otra pauta común a personas que han sido víctimas de una agresión sexual". puntualizó.

De esta forma, el acusado ve cómo buena parte de su alegato, en el que aseguraba que fueron relaciones consentidas, quedaba desacreditado por las pruebas periciales.

Sin embargo, la defensa del acusado encontró la declaración de los forenses que atendieron al acusado una posible vía de escape que atenue la pena de éste. Según confirmaron los médicos, V. S. Ch. padece la enfermedad neurodegenerativa de Huntington. "Los trastornos psiquiátricos derivados de esta enfermedad afectan al control de los impulsos", manifestó uno de los forenses. Pese a ello, la fiscal entiende que no concurre ninguna atenuante que modifique su responsabilidad y solicitó para el acusado 61 años.