Catorce detenidos y más de una tonelada de cocaína retirada del mercado es el resultado de una brillante operación policial desarrollada en Valencia en los últimos días y que ha permitido desmantelar una organización que contaba, presuntamente, con topos dentro del puerto de la ciudad. La investigación fue iniciada hace año y medio por la Unidad de Drogas y Crimen Organizado (Udyco) de la policía nacional y el Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil, ambos de Valencia, con la supervisión de la Fiscalía Especial Antidroga y la colaboración de funcionarios de Aduanas de la Agencia Tributaria.

El mazazo final a esta red comenzó a gestarse el pasado jueves con la intervención de 90 kilos de droga enviados como gancho perdido en un contenedor en el puerto de Valencia. Finalmente, en la madrugada de ayer, se produjo la fase de explotación con las detenciones de los 14 sospechosos y el registro de una docena de domicilios en Valencia y un municipio próximo. Entre los arrestados hay cuatro estibadores y dos vigilantes que trabajan en el puerto de Valencia y que están acusados de colaborar con los narcos a cambio de dinero, facilitándoles la entrada a la hora de retirar con impunidad los envíos de cocaína.

En los registros, ordenados por la juez de Instrucción número 10 de Valencia en funciones de guardia, los agentes intervinieron dinero en metálico —en torno a los 60.000 euros—, nueve pistolas y revólveres —seis de las armas son de fuego real— y varios vehículos —varios automóviles y motocicletas—.

390 kilos más en otro envío

Pero éste no ha sido el único éxito policial en la lucha contra el narcotráfico en Valencia esta semana. El mayor decomiso se produjo el domingo, cuando policías antinarcóticos de la Udyco de Valencia y del Grupo de Respuesta Especial al Crimen Organizado (Greco) de Benidorm, intervinieron en el puerto de Valencia otros 390 kilos de cocaína que llegaron, también como gancho perdido, a bordo de un contenedor con trapos como mercancía declarada, procedente de Perú.

Se trata de uno de los ganchos perdidos más importantes de cuantos han entrado por el recinto portuario valenciano, ya que el peso medio enviado oscila entre 100 y 150 kilos, habitualmente.

Según ha podido saber Levante-EMV, estos 390 kilos fueron presuntamente remitidos por la misma organización a quien en los últimos meses les han sido confiscados más de 700 kilos en cargamentos interceptados en otros puertos españoles, entre ellos el de Barcelona.

De hecho, el envío detectado el domingo en el contenedor venido desde un puerto peruano está a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, cuyo titular, Fernando Grande-Marlaska, dirige la investigación sobre esta red de narcos desde hace meses.

Todos los cuerpos policiales implicados en ambas investigaciones, que finalmente han actuado de manera conjunta, tratan ahora de saber si detrás de todos los envíos se encuentra una misma red de recepción y retirada de la droga del interior del recinto portuario valenciano, lo que otorgaría una raíz común a ambas operaciones.

La sospecha que planeaba sobre el recinto portuario

El puerto de Valencia es, desde hace más de dos años, uno de los principales puntos de llegada de cocaína con el método del gancho perdido. Se trata de hacer introducir la droga en contenedores importados por empresas ajenas al narcotráfico, que utilizan como parásitos. La cocaína se coloca en mochilas grandes al final de la carga cuando se encuentra en uno de los puertos de paso, y luego es recogida en el puerto de destino antes de que el contenedor salga del recinto para ser entregado al propietario legítimo. Para ello, las organizaciones cuentan con gente en el puerto de origen, pero también en el de destino.

Una vez descargados en Valencia, los contenedores son almacenados durante apenas dos o tres días en las terminales, adonde acudirán después los camiones para cargarlos y llevarlos a la empresa importadora. Y entrar en esas terminales no es tarea fácil.

Los accesos están controlados por vigilantes, hay numerosas cámaras de seguridad y, si ya es complicado entrar a pie, más lo es salir en un vehículo, algo indispensable para transportar los cien kilos que, como mínimo, suele pesar un envío de gancho perdido. Demasiadas dificultades como para que tantas organizaciones pudiesen estar utilizando impunemente la vía valenciana para traer sus cargamentos de estupefaciente.

Así las cosas, la Udyco y el EDOA de Valencia decidieron abrir una investigación para acabar con un misterio que destilaba demasiado hedor. Los resultados parecen haberse plasmado en la detención de esos cuatro estibadores y dos vigilantes que, supuestamente, han estado colaborando con los narcos a cambio de dinero.