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Un submarinista que sobrevivió tras permanecer siete horas en el mar, después de la muerte de sus dos compañeros al sufrir un accidente la embarcación en la que se encontraban en la ría coruñesa de Noia, afirmó que se ató a los cadáveres para evitar morir de frío y para que, si fallecía "encontrasen los tres cuerpos juntos", dijo. Así lo indicó ayer un trabajador de la Cofradía de pescadores que participó en las tareas de búsqueda de los tres, que desaparecieron tras salir a practicar pesca submarina la tarde del sábado, y que fueron localizados la madrugada del domingo, dos de ellos -primos entre sí- muertos, debido a la rotura del cable de la hélice que desestabilizó la embarcación y les destrozó la cabeza.

El único superviviente relató que se ató a los cadáveres de sus amigos para que no lo arrastrara la corriente y que se apoyó en ellos para evitar morir de hipotermia, ya que tenía desnudo el torso. Así fue localizado a las 3.30 horas. El cable de la hélice se rompió cuando estaban regresando al puerto y la embarcación comenzó a dar vueltas, momento en que murieron los otros dos tripulantes.