La Fiscalía solicitó ayer al comenzar el juicio que los dos guardias civiles acusados de torturar a un detenido por robar una cartera en un hipermercado de Alboraia en enero de 2007 sean condenados a sendas penas de dos años de prisión. El caso se descubrió porque uno de los acusados -el cabo Carlos P. - estaba siendo investigado por asuntos internos por su presunta participación en una red de narcotráfico que fue desarticulada y por la que está en prisión provisional. El coche donde estaba siendo trasladado el detenido llevaba instalado un micrófono oculto para la investigación de narcotráfico. La fiscal del caso también pide que un vigilante jurado que se encontraba con los guardias civiles sea condenado a seis meses de prisión.

La víctima, un inmigrante cubano, ratificó ayer que fue humillado y golpeado por los dos agentes imputados cuando iba esposado. "Con la porra me golpeó el que iba sentado a mi lado. Me dijo que era un cubano de mierda y que iba a mear sangre", apuntó. El denunciante aseguró: "El conductor -en referencia al cabo Carlos P.- me puso una pistola en la cabeza y me dijo que me iba a matar", añadió.

El cabo Carlos P. se acogió a su derecho a no declarar. El otro agente imputado -Antonio C.- aseguró que todo es una invención del inmigrante cubano. Antonio C. indicó que el denunciante estaba muy nervioso. "Yo no le golpeé ni le dije cubano de mierda. El cabo utilizó la defensa para protegerse de las patadas que daba. Cuando le explicamos que estaba detenido por un simple hurto se tranquilizó", señaló.

El vigilante de seguridad, que está acusado como cómplice, también negó los hechos. "Yo no recuerdo que lo golpearan. Nadie sacó una porra extensible ni una pistola", sentenció.