Secuestrado, atado a una cama, torturado y degollado. Ése fue el calvario que padeció durante los últimos días de su vida la persona cuyo esqueleto fue encontrado a finales del mes de agosto en una de las habitaciones de la tercera planta de la céntrica pensión Padrón de Santa Cruz de Tenerife. Todas esas torturas se las infligieron varias de las personas que se alojaban allí a mediados de 2008, y todo ese sufrimiento fue llevado a cabo para obligar a la víctima a que les entregara el dinero de una pensión de poco más de 400 que estaba cobrando del Estado.

La víctima era natural de Valencia y le consta un amplio historial de antecedentes policiales, tanto en la Comunitat Valenciana como en Zaragoza, según han confirmado fuentes policiales.

Estas son algunas de las conclusiones a las que han llegado ya los investigadores del Cuerpo Nacional de Policía después de llevar a cabo varios interrogatorios que les han conducido a nuevas pistas y, sobre todo, a nuevas pruebas. Por el momento parte de las diligencias han sido entregadas al Juzgado de Instrucción número 3 de la capital tinerfeña y se espera que a lo largo de las próximas semanas puedan llevarse a cabo las primeras detenciones relacionadas con este caso.

El macabro hallazgo del esqueleto humano en la céntrica pensión de Santa Cruz de Tenerife se produjo el 27 de agosto pasado. El suceso destapaba un caso de marginalidad ocurrido en un establecimiento de hospedaje que se sitúa justo enfrente del elitista Club de Tenis. Por el grado de descomposición del cadáver, el hombre debió morir al menos dos años, según revelaron entonces fuentes policiales.

La investigación de este caso ha continuado con resultados positivos y lo que ahora se ha sabido, dos meses después del hallazgo, es que el fallecimiento no se produjo ni por causas naturales, ni por una sobredosis de drogas, las dos hipótesis que se manejaron en un primer momento. Ni en la primera inspección ocular, ni en la autopsia, se apreciaron signos de lesiones en los huesos humanos que pudieran apuntar a una muerte violenta.

Sin embargo, la inesperada confesión de una de las personas que se hospedaba en la pensión habitualmente y que fue identificada a través de una huella dactilar, ha revelado una secuencia de hechos escalofriantes sobre lo que le ocurrió a la persona a la que pertenecen los restos óseos encontrados.

Según el testigo, varias personas amenazaron, maniataron, amordazaron y torturaron en otra de las habitaciones de la tercera planta del hostal. Luego, "quienes tuvieron que ver con ese asunto trasladaron el cadáver" al cuarto en el que finalmente fue encontrado el pasado 25 de agosto por uno de los inquilinos de la pensión que, al ver la puerta abierta del cuarto se fijó en que bajo los colchones de la cama había huesos y llamó a la policía.

El cuerpo había permanecido en aquella habitación durante al menos dos años sin que nadie de los que usaban las habitaciones -en su mayoría, toxicómanos y prostitutas- de esa planta lo dijese a la dueña de la fonda o a la policía.

Al contrario, el cadáver fue olvidado sobre un colchón y, encima de él, alguien acabó colocando otros dos jergones para poder recostarse o dormir sobre ellos. De hecho, el testigo y su novia, ambos adictos al cosumo de estupefacientes, dejaron sus huellas en la habitación porque ambos durmieron sobre esos colchones.