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La comisión fallera de Castellar se disponía a vivir el viernes una noche de hermandad entre sus miembros con una tradicional cena de sobaquillo cuando sobre su casal comenzaron a oirse los gritos de terror. Una hora más tarde la sede social de la falla con más miembros de Valencia había suspendido su actividad festera y se había convertido en un improvisado hospital de campaña.

Dentro del casal se iban incorporando los vecinos de la finca donde murieron las tres personas y poco a poco los familiares de las víctimas que llegaban y se enteraban de los sucedido recibían atención. En esta planta baja los efectivos sanitarios comenzaron su trabajo con los afectados por el triple crimen de Castellar. Los falleros observaron apesadumbrados el sufrimiento de sus paisanos y ayudaron en todo momento a las autoridades policiales y a los servicios médicos.

La directiva de la falla colocó un cartel en la puerta para advertir a los socios de que se habían suspendido los actos que también había previstos el sábado. Durante la mañana el Casal de Castellar se convirtió en la sede improvisada de la comparecencia ante los medios de comunicación del concejal de Seguridad, Miguel Domínguez, del alcalde pedáneo, Francisco Antequera, y de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Ayer los falleros, aturdidos por lo sucedido pero igual de hospitalarios, cerraron las puertas del casal a la hora de comer y pudieron descansar.