Por un bollo. Un niño de siete años quedó enganchado por el brazo derecho a una máquina de venta de alimentos sita en la avenida Blasco Ibáñez de Valencia, lo que obligó a los bomberos a cortar la reja de protección de la expendedora automática y romper el vidrio para liberar al menor.

El pequeño Salva metió su mano en la máquina a las tres y media de la tarde mientras sus padres permanecían en una lavandería pegada al autoservicio de comida. El brazo se quedó sujeto por la plancha "antivándalos", que impide a los usuarios acceder a las estanterías de bollería, frutos secos y bebidas.

Al llegar los dueños del comercio intentaron liberar al niño por la parte trasera de las máquinas -donde reponen el género- pero fue imposible. Hasta el lugar de los hechos se trasladaron dos vehículos de bomberos, policía local y efectivos sanitarios. Una hora y media más tarde el niño quedó liberado. Para ello los bomberos, con el cortapernos, fueron cortando la rejilla de hierro protectora hasta quitar todo el panel. Después cubrieron al menor con una sábana y reventaron el frontal de vidrio. "Sabes lo que pasa, que ahora el que no puedo sacar la mano soy yo", bromeó un bombero tras liberar al crío. Después, el pequeño David fue reconocido sanitariamente y abrazó a su familia. No tenía ni un rasguño en el brazo.

El pequeño: "menos mal que soy Hulk"

A David pareció no afectarle la hora y media pegado a la máquina y el despliegue de efectivos de rescate. Al quedar desenganchado dijo "menos mal que soy Hulk". En el otro extremo estaba el dueño del "Quiosquet" el negocio de venta de comida. "Tendré que cerrar tres o cuatro días y solamente el cristal me costará 240 euros", manifestó disgustado Salvador Montalbá, quien anunció que reclamaría el dinero de la reparación.