Un hombre de 50 años que se había escapado de una residencia para personas con enfermedad mental crónica de Sueca se personó sobre las 9,15 horas de la mañana de ayer en la comisaría de policía de Alzira y confesó haber matado a su madre, una octogenaria que vivía sola en un piso de la calle Hort dels Frares de esta misma ciudad. Una patrulla se desplazó a la vivienda y encontró el cuerpo sin vida de la mujer tirado en el suelo, por lo que se procedió a la detención del presunto parricida. Un primer estudio del forense determinó que la muerte se había producido sobre las 7 de la mañana y que la víctima, Elisa V., había sido estrangulada supuestamente con la correa del perro aunque, con posterioridad, su hijo también le clavó un cuchillo, según fuentes próximas a la investigación. Al parecer, trató de defenderse en la primera agresión, aunque poco pudo hacer debido al desequilibrio de fuerzas. La víctima utilizaba un andador para caminar, aunque algunos conocidos explicaron que tenía mucha autonomía.

La desaparición del parricida, Jesús P. V, del centro en el que se encontraba ingresado fue denunciada el sábado en el cuartel de la Guardia Civil de Sueca. La propia delegada del Gobiern0, Paula Sánchez de León, confirmó ayer que el agresor se había escapado del psiquiátrico, aunque no ha trascendido cómo ni cuándo llegó hasta el número 67 de la calle Hort dels Frares de Alzira, donde vivía su madre. Sí se sabe que abandonó la vivienda unos instantes después del homicidio y que tardó un par de horas en entregarse a la policía.

Francisco Lara, propietario de un bar ubicado a escasos metros de la finca en que vivía la víctima, explicó que cuando sobre las 7,15 horas se dirigía a abrir su establecimiento vio salir del portal a Jesús, cruzaron un saludo y observó como se dirigía a pie, aparentemente tranquilo, hacia el centro de la ciudad. Hacia las 9,15 horas se entregaba en comisaría.

El agresor era el hijo menor de la víctima y, según relataron algunos conocidos, sufría desde hace años un trastorno mental, supuestamente esquizofrenia, si bien el consumo de drogas acabó por agravar sus cambios de comportamiento y descargaba su agresividad contra su madre. Según testimonios recogidos entre vecinos y conocidos, en aquella época solía recurrir a ella para pedirle dinero y con este objetivo le amenazaba e incluso le agredía. Otros aseguraban que últimamente estaba "más sereno" ya que en la medida que seguía el tratamiento estaba controlado, si bien hubo quien, tras lamentar lo sucedido, señalaba que Elisa "ha descansado del problema que tenía".

Con todo, Jesús P. V. tiene antecedentes por la agresión que protagonizó en enero de 1996 al propietario de bar ubicado en la plaza Mayor de Alzira, al que acuchilló por la espalda cuatro veces cuando le acompañó a la puerta del local tras haberle prohibido la entrada. Aquel incidente derivó en un internamiento y, según los conocidos, la familia ha gastado con posterioridad "una fortuna" para que recibiera la mejor atención y, tras pasar por varios centros, en estos momentos se encontraba en Sueca ya que se había buscado una residencia más próxima a la que su madre incluso acudía a visitarle. Desde el centro declinaron ayer realizar cualquier comentario.

La segunda víctima de Alzira en ocho días

Una coincidencia ha querido que, en apenas una semana, dos alcireñas con el mismo nombre hayan sufrido una muerte violenta a manos de una persona de su entorno. Si ayer un hombre de 50 años se entregaba a la policía y confesaba haber matado a su madre, Elisa. V., de más de ochenta años, Elisa P. M. perdía la vida el sábado día 4 a manos presuntamente de su exnovio en su vivienda de Guadassuar, que también a primera hora de la mañana se entregaba en el cuartel de la Guardia Civil de Carlet. Ella fue la primera víctima de violencia de género en la Comunitat Valenciana. Los ayuntamientos de Alzira y Guadassuar celebraron concentraciones silenciosas para condenar su muerte.