Una mujer aceptó ayer cumplir una condena de cuatro años y medio de prisión por matar a su novio en Valencia. La acusada, A. L. S., apuñaló a su pareja en el cuello tras una violenta discusión en el domicilio en el que convivían en la calle Jesús. A. L. S. ha sido condenada por un delito de homicidio y la condena es solo de cuatro años porque sufría una alteración psíquica. La mujer padecía desde hace años un trastorno de personalidad y afectividad.

Los hechos ocurrieron el 26 de julio de 2011 en una vivienda del número 94 de la calle Jesús de Valencia. La sala del 091 del Cuerpo Nacional de Policía recibió una llamada sobre las cuatro de la tarde en la que un hombre pedía ayuda tras informar de que su compañera sentimental le acababa de clavar un cuchillo de cocina en el cuello. Varios vehículos de radiopatrullas de la Brigada de Seguridad Ciudadana acudieron a la dirección indicada por la víctima. Cuando llegaron a la vivienda, encontraron al hombre muerto y con el cuchillo insertado en el cuello.

La mujer utilizó un cuchillo de cocina de 8,5 centímetros de filo. La acusada atacó a su compañero sentimental cuando estaba sentado en una silla de ruedas que utilizaba para desplazarse porque tenía problemas en una de sus piernas.

La víctima, que tenía 67 años, falleció en pocos minutos porque la cuchillada le seccionó una arteria.

La procesada está en prisión preventiva desde que cometió el crimen hace casi un año. El juicio se iba a celebrar con un tribunal del jurado, pero al final el caso se ha resuelto con una conformidad porque la mujer admite los hechos. La procesada se limitó ayer a responder al presidente del tribunal del jurado que era consciente de la conformidad y que aceptaba la condena.

Según los vecinos, el fallecido, Ángel L., y la acusada mantenían "una relación complicada". Los vecinos conocían poco a la mujer, que tiene 52 años, porque no llevaba mucho tiempo residiendo con Ángel. La condenada indemnizará con 63.493 euros al hijo del fallecido.

Medicada

La Fiscalía y la acusación particular aceptaron que la condena fuera de solo cuatro años y medio de prisión al tener en cuenta los informes sobre el estado de salud mental de la procesada. La mujer consumía frecuentemente ansiolíticos, un fármaco que se utiliza en psiquiatría para controlar las crisis de ansiedad. La sentencia es firme.