La caída de la quinta palmera en menos de un mes en Alicante estuvo a punto de acabar en tragedia. El ejemplar, ubicado en el paseo de Gadea, se desplomó sobre la calle pasadas las dos de la tarde de ayer destrozando un coche que había aparcado y alcanzando con sus ramas a una mujer que pasaba por la acera y que sufrió heridas leves.

La oleada de incidentes ha despertado la preocupación de los ciudadanos y la polémica sobre las causas que han provocado que en apenas cuatro semanas cinco ejemplares se hayan venido abajo en diferentes zonas de la ciudad.

Aunque hasta ahora el Ayuntamiento de Alicante venía apuntando al elevado peso que soportan las copas cargadas de frutos, el incidente de ayer ha llevado a que los técnicos municipales se replanteen que pueda haber algo más. El concejal de Atención Urbana, Andrés Llorens, mostró su desconcierto y preocupación e informó de que se ha solicitado un estudio a una empresa especializada para determinar las causas y poder tomar medidas. El edil indicó que se redoblarán las labores de inspección y la poda de las palmeras del casco urbano.

La empresa concesionaria de zonas verdes de Alicante había revisado un día antes las palmeras del citado paseo y, según fuentes de la firma, al menos en apariencia, la palmera presentaba un aspecto sano antes de caer y , después de venirse abajo, el tronco parecía robusto.

Expertos consultados por este diario insistieron en la posibilidad de que las palmeras estén siendo debilitadas por algún insecto, hongo o por falta de nutrición, y recordaron que "una palmera salvaje no se poda nunca y no por ello se cae. El tronco está preparado para soportar el peso de la copa, incluso en caso de vendaval"