Dos años y medio después de que el narcotraficante de l’Alcúdia Octavio O. M. fuera literalmente ejecutado de un tiro en la cabeza en Guadassuar por una banda rival de traficantes, la de José P. G. alias Pepito, uno de los hombres de éste último ha decidido entregarse a la Justicia. Buscado desde hace dos años por su presunta vinculación con aquel asesinato, Vicente José N. T. acudió el pasado 20 de septiembre, acompañado de su abogado, al Juzgado número 5 de Alzira, que instruyó el caso y firmó la orden de búsqueda y captura contra él y contra otros tres implicados en los hechos.

Pese a ser ese mismo el juzgado que había ordenado su captura y puesta a su disposición, el presunto delincuente y su abogado se toparon con que los funcionarios les explicaron que no podían detener a Vicente José y que lo más recomendable era que fuesen a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía —Alzira no tiene cuartel de la Guardia Civil al tener más de 30.000 habitantes—. Habitualmente, el juzgado pide la presencia de un agente de la autoridad para que ejecute el arresto.

En ese caso, tras la detención física —lectura de derechos y colocación de esposas, si se estima necesario—, los agentes trasladan al arrestado a un centro policial para completar el proceso —toma de huellas y elaboración de la ficha policia, así como del correspondiente atestado— y una vez terminadas la intervención policial, lo ponen a disposición del juez como en cualquier otro arresto.

Lo insólito, en este caso, es que el juzgado confiase en la buena voluntad del fugitivo —el delito de homicidio comporta una elevada petición de pena— y le sugiriese que acudiese por su propio pie a la comisaría.

Vicente José N. T. tuvo a bien obedecer y se presentó minutos más tarde en la comisaría de Alzira, donde comunicó a los agentes que era buscado por un asesinato y que su voluntad era entregarse. Así mismo les informó de que venía de parte del juzgado.

Los policías le leyeron los derechos, rellenaron la ficha policial con todos sus trámites y, a continuación, trasladaron físicamente al detenido de nuevo a la sede del juzgado que instruyó la causa. Y entonces, ya sí, la juez, dando cumplimiento a su propia orden, decretó libertad provisional con cargos para Vicente José N. T.

El caso ya está en la Audiencia

Fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana han explicado a Levante-EMV que, cuando el fugitivo se personó en el juzgado, la juez explicó al abogado que en ese momento «ya sólo tenía a su disposición testimonio de los autos de procesamiento, porque la causa ha sido enviada a la Audiencia de Valencia» y que, además, «un juzgado no tiene capacidad de cancelar una requisitoria, porque se trata de un registro policial y sólo se puede desactivar mediante la detención».

Por lo que respecta a enviarlos a la comisaría y no asegurar la detención en el propio juzgado, las citadas fuentes mantienen que la juez decidió realizarlo de este modo al tener en cuenta que el acusado «compareció voluntariamente y acompañado de abogado».

Las fuentes del TSJ-CV insisten en que, de hecho, una vez que llegaron a comisaría, la policía llamó al juzgado para comunicar que se había presentado el requisitoriado y que, una vez ya detenido y anulada la búsqueda y captura, se lo presentaría a la juez de inmediato.