La lacra de la violencia machista no ha tardado en dejarse ver en este nuevo año, golpeando primero en la Comunitat Valenciana, tras cobrarse su primera víctima mortal de 2013 en la localidad valenciana de Benaguasil. Raquel Ten Martínez, de 33 años y madre de dos hijos menores de diez años, murió asesinada a manos de su expareja sentimental y padre del menor de sus vástagos el jueves por la noche en una calle de Benaguasil. Su asesino confeso la siguió hasta el domicilio del amigo actual de la fallecida, en la calle Cirilo Amorós, y sin darle tiempo a reaccionar la atacó con un cuchillo de grandes dimensiones. José María M. M., que se entregó posteriormente a la Policía Nacional, le causó varias cuchilladas en el cuerpo, tres de ellas en el cuello, que resultaron mortales de necesidad.

Víctima y verdugo habían terminado con su relación sentimental de varios años hacía unos tres meses. Desde entonces, el presunto asesino había comenzado a acosar a su expareja y controlaba todas sus compañías masculinas, según apuntaron fuentes próximas a la familia de la fallecida. Pese a ello, "no existe constancia en los juzgados de denuncia alguna entre la pareja", según confirmaron fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV).

El crimen se produjo pocos minutos antes de las once de la noche del pasado jueves cuando Raquel Ten acudió con su vehículo a visitar a un íntimo amigo en la calle Cirilo Amorós de Benaguasil. Al parecer, su expareja la había seguido en coche hasta allí y cruzó su vehículo en medio de la calle para que su víctima no pudiera escapar, según relataron varios testigos. La mujer intentó entrar de nuevo en su coche para ponerse a salvo, pero no lo consiguió, ya que su agresor le clavó la primera cuchillada junto al vehículo. Posteriormente, y a escasos metros, José María M. M. siguió acuchillándola y una vez en el suelo le asestó hasta tres cuchilladas en el cuello.

"Estábamos viendo la tele y comenzamos a escuchar gritos de una mujer pidiendo ayuda. Eran socorros muy agudos y tremendos, era desgarrador", recuerda Lolita, una vecina que reside frente al lugar donde se cometió el brutal crimen. "Cuando salimos él estaba encima de ella dándole puñaladas en el cuello. Esa imagen no se me olvidará en la vida", confiesa esta testigo.

Inma, otra vecina que presenció la tragedia desde su ventana, gritaba al asesino que dejara de acuchillarla mientras le lanzaba manzanas para entorpecerlo. No obstante, el agresor se mostraba ajeno a cuantos improperios le decían los vecinos y seguía acuchillando a su víctima. "Le clavaba el cuchillo, lo sacaba y lo volvía a meter, era espantoso", relata la testigo. Mientras acababa con su vida el asesino profería insultos de todo tipo contra la que había sido su compañera durante años.

"¡Que estás haciendo, hijo de la gran puta, déjala en paz!", le gritó un hombre que bajó para intentar detenerlo. "Miró hacia mi marido y siguió apuñalándola", relata Isabel, otra testigo. "Cuando vi el cuchillo, que parecía un machete, me asusté mucho y le dije que subiera. Temía por la vida de mi marido y ella ya estaba muerta", confiesa esta mujer todavía con el miedo en el cuerpo. "Era una impotencia enorme, de no saber qué hacer para ayudarla".

José, el hombre con el que había quedado la fallecida, al ver lo que estaba ocurriendo subió a su casa a por algo con lo que poder defender a Raquel, según relató posteriormente a los agentes. Sin embargo, cuando bajó a la calle ya era demasiado tarde. La mujer agonizaba y su presunto agresor estaba huyendo en su vehículo. En su apresurada huida el presunto asesino chocó contra el muro de piedra de la pared de una vivienda.

La Policía Local acudió inmediatamente al lugar de los hechos, pero el asesino ya había escapado. Los agentes encontraron a la mujer tendida en el suelo sobre un gran charco de sangre. Un médico del ambulatorio de la localidad intentó dar ventilación asistida para que pudiera respirar, pero las heridas punzantes en el cuello impedían que el oxígeno llegara a los pulmones. Cuando la ambulancia del SAMU llegó al lugar, la víctima ya había fallecido y los médicos únicamente pudieron confirmar su fallecimiento.

El presunto asesino abandonó el coche con el que huyó del lugar, modelo Seat León, en la CV-35, donde fue localizado por una Patrulla de la Guardia Civil de Tráfico. Desde allí telefoneó a su cuñado y éste lo acompañó a que se entregara en la Jefatura Superior de la Policía Nacional de Valencia. Los agentes alertaron a la Guardia Civil y confirmaron que el relato del asesino confeso era cierto, e hicieron entrega del detenido al grupo de Homicidios de la Benemérita de madrugada. José María M. M., de 39 años y sin antecedentes, será puesto hoy a disposición del Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 4 de Valencia.