Luis Borrás y su hijo, que tienen una tienda de ropa deportiva junto al bar donde se produjo el tiroteo, fueron los primeros en acudir a socorrer a los dos hombres, que yacían heridos en el suelo de la terraza, nada más escuchar las dos detonaciones. Al percatarse de que "El Canari" estaba muerto sus esfuerzos se centraron en poder reanimar a Juan Antonio Rubio, propietario del negocio. "Tienes que vivir, hazlo por tus hijas", le decía Luis tratando de darle fuerzas para que pudiera aguantar con vida hasta la llegada de los servicios sanitarios.

Mientras su hijo le taponaba la herida con una toalla, Luis trataba de reanimarle para que no perdiera el conocimiento. "No hablaba casi, solo nos pidió un vaso de agua", recuerda este vecino de Rafelbunyol, con la camiseta todavía manchada con restos de sangre de las víctimas.

"Le dábamos ánimos pero en ningún momento pensé que iba a morir, creía que el tiro no era mortal porque lo tenía en el costado", argumentó Luis. No obstante, cuando los servicios médicos llegaron al lugar el herido, padre de dos niñas pequeñas, había perdido ya mucha sangre.

"Las ambulancias tardaron muchísimo tiempo en llegar", criticó este vecino, que además es el propietario del bajo donde la víctima regentaba el bar. "No miré el reloj pero estoy seguro de que estuvimos cerca de una hora con él hasta que llegaron las ambulancias", asegura Luis.

Fuentes del Centro de Información y Coordinación del Urgencias afirman que el aviso se recibió a las 13.04 horas y que se trasladaron al lugar un Soporte Vital Básico, con un médico de atención primaria, y dos ambulancias del SAMU. "La última unidad médica en llegar no tardaría más de 20 minutos", aseguraron fuentes sanitarias.

No obstante, varios testigos coincidieron en señalar que el tiempo de respuesta de los servicios médicos no fue precisamente el adecuado y que quizás si se le hubiera atendido antes Juan ahora estaría vivo.