Diaye Moulaye, de origen senegalés, cumplió el sueño de venir a trabajar a España y así poder ayudar a su familia, en especial a su madre, quien sufre una difícil enfermedad. Todo iba bien hasta que un 29 de agosto unos jóvenes, que se encontraban celebrando las fiestas de la Tomatina en Buñol, decidieron poner fin a su sueño empujándolo sin escrúpulos por el puente de La Jarra. Diaye, que cayó desde siete metros de altura, vio de cerca la muerte; no obstante, la maleza de la zona y la cantidad de objetos que tenía en su mochila hicieron que este hombre de 33 años sobreviviera a la terrible caída.

Un año después, la víctima aún recuerda con miedo aquel día de verano en el que sin motivo alguno fue agredido violentamente cuando trabajaba. Diaye, tal y como ha relatado a Levante-EMV, se encontraba en el citado puente vendiendo distintos objetos, como gafas, sombreros y demás artículos clásicos de un "Top Manta", cuando, a eso de las 4.30 horas de la madrugada unos cinco jóvenes se le acercaron y le sustrajeron diferentes objetos. Tras pedirles que le devolvieran las cosas, los agresores le propinaron insultos y se marcharon. Unos minutos después volvieron con más personas para intimidar al agredido. Al ver llegar a estos diez jóvenes Diaye cogió sus cosas y se intentó alejar, momento en el que uno de ellos, sin mostrar piedad, le empujó al vacío, haciéndole caer desde siete metros de altura.

El "mantero", que ya ha prestado declaración en varias ocasiones, la última de ellas el pasado 24 de julio en el Juzgado de Requena, no recuerda quien le agredió debido a la oscuridad de la zona. "No pude ver a la persona que me empujó, estaba muy oscuro y sucedió todo demasiado rápido". Por el momento las investigaciones continúan abiertas a fin de conocer al agresor.

El herido todavía presenta secuelas, ya que ha perdido parte de visión en el ojo derecho. Además, los fuertes traumatismos sufridos por el golpe y las graves fracturas en el cuello y en las costillas le han mermado físicamente, hecho por el que lleva sin trabajar más de un año. "Me siento mal por no poder trabajar, vine a España para poder conseguir dinero y enviárselo a mi familia, ahora que no tengo trabajo no puedo hacerlo y ellos lo están pasando muy mal". Además, el daño no ha sido solamente físico sino que también psicológico, ya que este trabajador no siente la misma seguridad que antes a la hora de salir a la calle. "Me siento muy inseguro, noto que tengo más miedo y que debo tener mucho más cuidado"

No obstante, Diaye agradece a todas las personas que han hecho posible su recuperación, en especial a sus amigos y compañeros de piso y al Movimiento Contra La Intolerancia, cuyo responsable, Ángel Galán ha seguido de cerca el caso y ha luchado para que esta agresión no caiga en el olvido. "Estoy muy agradecido a mis compañeros de piso, ellos me han cuidado todos estos meses y me han dado un lugar donde vivir".

Es algo inexplicable que alguien tenga la sangre fría de empujarte desde siete metros de altura por unas gafas de plástico o simplemente por hacerse el "chulo" delante de los amigos. Por suerte y como si de un milagro se tratara, este joven senegalés de 33 años de edad consiguió salvar su vida y poco a poco se ha ido recuperando gracias a la ayuda de sus amigos. "Cuando me sienta más fuerte y me den el alta médica volveré a trabajar de nuevo, tendré más desconfianza y más miedo, pero tengo un objetivo claro: ayudar de nuevo a mi familia".