Ya han pasado más de dos meses desde que el pasado 2 de julio de 2013, los tripulantes del velero «Yaiza» hicieran un terrible descubrimiento en las aguas de Xàbia: un esqueleto vestido con un traje de neopreno. El cuerpo aún llevaba una mochila con un teléfono móvil, 540 euros y un pasaporte a nombre de un joven llamado Abdelaziz Elfayafi, nacido el 8 de enero de 1989 en Imzouren (Marruecos). El único problema para las autoridades fue el avanzado estado de descomposición del cadáver, causa que ha dificultado su posterior reconocimiento.

Tras varios meses de indagaciones policiales, una prueba de ADN ha confirmado que el joven, efectivamente, era Abdelaziz, según publicó ayer el diario El País en su edición escrita. Y detrás de una foto de pasaporte y un nombre, había una historia y una familia que no ha descansado hasta conocer el paradero del joven.

Su funeral se celebró el pasado domingo en Boukkidan, el pueblo donde residía con sus padres, Hafida y Hammadi. Se trata de una familia de clase media y «normal», así lo describe Farah, hermana de la víctima.

Abdelaziz tenía estudios superiores de informática y contabilidad, hablaba cuatro idiomas (árabe, francés, inglés y holandés) y había trabado en dos empresas. La última persona que le vio fue su madre. «Salió de casa como cualquier otro día, y le dijo que iba a Tánger», relata Farah. «Un rato después llamó por teléfono y habló con ella. Le contó que estaba en el puerto de esa ciudad por un proyecto». Su hermana niega que su muerte esté vinculada con el tráfico de drogas, ya que afirma que su hermano no tenía necesidad de dedicarse a ello. «Abdel no era así. Buscaba trabajo pero no necesitaba dinero». Otra de las hipótesis que barajó la Guardia Civil fue que la víctima podía ser un inmigrante irregular que hubiese tratado de alcanzar la costa española a nado. Su hermana también rechaza esa teoría.

Nadie entiende por qué Abdelaziz se encontraba fallecido en aguas valencianas ni las razones que le llevaron a adentrarse en el mar. Por el momento, la Guardia Civil ha atribuido su muerte a causas naturales debido a que el cuerpo no presentaba signos de violencia. Por esta razón han decidido abandonar la investigación. No obstante, su hermano Ahmed no se resigna a vivir sin conocer lo que le pasó a su hermano por lo que ha decidido emprender una investigación por su cuenta para descubrir las causas de su muerte. Abdelaziz ya descansa en su tierra, junto a su familia, tras ser repatriado por el consulado marroquí desde Valencia.