El asalto al piso de una congregación religiosa en pleno centro de Valencia, ocurrido el pasado mes de febrero, podría costarle muy caro a los cuatro presuntos ladrones que irrumpieron por la fuerza en el domicilio de la calle Isabel la Católica, donde maniataron y amordazaron a tres monjas. Más de 80 años de prisión solicita el Ministerio Fiscal para la banda, 19 años para cada uno de ellos por los delitos de detención ilegal y pertenencia a grupo criminal, y cuatro años más para el cuarto tras hallarle plantas de marihuana en su domicilio y una pistola de aire comprimido.

Los acusados sustrajeron joyas y relojes valorados en más de 10.000 euros, aunque su plan era apoderarse de una gran suma de dinero en metálico que supuestamente guardaban en la caja fuerte de la congregación las religiosas tras la venta de un inmueble. Precisamente, uno de los presuntos miembros de la banda era intermediario en la compraventa de inmuebles y por ello sospechaban de la existencia de dicho botín, que finalmente no encontraron.

Los hechos ocurrieron el pasado 17 de febrero, en torno a las 13.30 horas, cuando dos de las monjas, que regresaban de misa, fueron abordadas en la puerta del piso de la congregación Lumen Christi, en la calle Isabel la Católica de Valencia. Previamente los acusados habían realizado durante días "vigilancias en las proximidades del domicilio de las religiosas con el objeto de conocer sus hábitos y los horarios de salidas y entradas en el inmueble", según detalla el fiscal en su escrito.

Una pistola de aire comprimido

Mientras uno de los ladrones se quedaba en la calle, para alterarles en caso de problemas, otros dos, que portaban guantes y pasamontañas, empujaron a las monjas al interior de la vivienda, donde se encontraba una tercera religiosa. Debido a la violencia de los atracadores, una de las monjas cayó al suelo y comenzó a gritar. "Si no te callas te pego un tiro", le amenazó uno de los asaltantes con una pistola de aire comprimido "fácilmente confundible con una arma de fuego", según la Fiscalía.

Los acusados amordazaron a una de las religiosas con cinta adhesiva y le ataron las manos a la espalda con bridas de plástico. Así, mientras maniataban a la otra, salió de la cocina una tercera monja, de 77 años, que se había quedado en la casa preparando la comida. Los sospechosos le exigieron a ésta que les dijera dónde estaba la caja fuerte y la combinación de la misma.

Como la mujer se negaba, alegando desconocer la clave, los asaltantes le amenazaron con disparar a una de sus compañeras. Finalmente, optaron por avisar al cómplice que se había quedado en la calle para que subiera las herramientas con las que forzar la caja de seguridad. En el interior encontraron joyas y relojes.

Los delincuentes huyeron del lugar dejando maniatadas y amordazadas a las monjas, exceptuando a la más mayor, de 80 años. "Les dije que no le taparan la boca porque le cuesta respirar", apuntó una de las religiosas a Levante-EMV. Pilar, que relató lo ocurrido a este periódico, logró arrastrarse hasta coger unas tijeras con las que consiguió cortar las ligaduras y liberar a sus compañeras.

El grupo de Atracos de la Policía Nacional logró identificar y detener a mediados de abril, apenas dos meses después del asalto, a los cuatro sospechosos y ahora éstos se enfrentan a penas que suman los 80 años de cárcel. Para dos de ellos el fiscal solicita 19 años de prisión por detención ilegal y pertenencia a grupo criminal. Asimismo, a los otros dos se les suma también una pena de cuatro meses de cárcel más por usar un documento de identidad de otra persona para vender las joyas robadas. Y uno de estos últimos deberá también responder a un delito contra la salud pública y al de tenencia de armas prohibidas, por los que le piden cuatro años más de pena. Las propias víctimas sostienen que no les guardan ningún rencor a sus asaltantes y que incluso rezan por ellos para que no vuelvan a delinquir.