Agentes del grupo de Homicidios de la Guardia Civil de Valencia detuvieron ayer por la mañana en Gandia al sobrino del hombre de 75 años asesinado a cuchilladas en su casa de Miramar bajo la acusación de ser el presunto autor del homicidio, resuelto en menos de un mes. La víctima, Emiliano Florido Gaudillo, de 75 años, recibió 22 cuchilladas, una de ellas mortal de necesidad.

El ahora detenido, Julio J. F., de 47 años, fue desde el primer momento el principal sospechoso, ya que incurrió en numerosas contradicciones al explicar su presencia en la casa. Fue precisamente el sobrino quien alertó en la noche del 28 de agosto del crimen. Afirmó que había ido a las 20.30 horas a casa de su tío, en la calle Bolitx de la playa de Miramar, y lo había encontrado muerto, sobre un charco de sangre ya coagulada y con decenas de puñaladas por todo el cuerpo. Los forenses determinaron que el fallecimiento se había producido tres días antes.

En aquél momento, Julio J.F. salió corriendo a la calle y alertó a gritos a los vecinos de que acababa de encontrarse a su tío asesinado. Según declaró un día después a Levante-EMV, había acudido a casa de su tío, que vivía solo desde hacía años en esa casa, porque lo solía visitar con cierta asiduidad, aunque sin una rutina determinada. Alegó, incluso, que había decidido ir a verlo ese miércoles sin saber que los vecinos habían empezado a alertarse porque llevaban días sin ver a Emiliano, un hombre de costumbres que salía cada día de casa para ir al bar, donde tenía por costumbre leer el periódico.

La misma explicación ofreció en las entrevistas con los investigadores, pero las contradicciones de cómo entró en la casa ese miércoles, qué tocó, qué objetos de valor faltaban y algunos de los detalles de cómo estaba la escena del crimen llevaron a que los agentes empezaran a cerrar el círculo sobre él.

Julio J.F., conductor de ambulancias para una empresa de la Safor, explicó a este diario, tras declarar ante el juez, que había visto a su tío por última vez el domingo, 25 de agosto, durante el partido de Liga entre el Granada CF y el Real Madrid, que se disputó a partir de las 21.00 horas y que ambos vieron juntos en la tele, en casa de la víctima. Pese a afirmar que tanto él como su tío eran muy madridistas, Julio aseveró que se había ido sobre las diez menos cuarto de la vivienda, durante el descanso del partido.

Agregó que había entrado y salido con las llaves que Emiliano le había dado «porque teníamos muy buena relación», dijo. El presunto homicida sustentó en ello el hecho de que no hubiera nada forzado, ni puertas ni ventanas. Eso sí, remarcó que, al llegar el miércoles, había encontrado las ventanas de la parte trasera de la casa abiertas de par en par.

Y, desde el primer momento, insistió en que el crimen debía ser obra de unos ladrones, dado que el adosado «estaba todo revuelto».

Julio fue detenido a primera hora de ayer en su casa de Miramar, donde residía con su madre, y trasladado a los calabozos de la Comandancia de Valencia.