El policía encargado de elaborar el atestado del accidente en la Avenida Blasco Ibáñez de Valencia en noviembre de 2010, en el que murieron dos jóvenes, aseguró ayer ante la jueza que la acusada del siniestro se saltó hasta seis semáforos en rojo y que instantes antes de chocar contra el vehículo en el que iban las víctimas podría circular entre los 80 o 90 kilómetros por hora.

Este testimonio coincide con el de un taxista que asegura que vio pasar el vehículo a gran velocidad saltándose varios semáforos. De hecho, el instructor del atestado asegura que debido a la velocidad a la que circulaba, tras el choque, saltó la batería del motor del coche en el que viajaban las víctimas y se desplazó hasta unos 66 metros.

Un abogado que pasaba en ese momento por el lugar acudió a socorrer a la joven que había causado el accidente mientras los agentes se interesaban por los otros heridos, uno de los cuales murió en el acto. Este testigo, que también declaró ayer, afirmó que el aliento de la joven no olía a alcohol porque se habría dado cuenta.

Por su parte, uno de los primeros policías que llegó al lugar remarcó que es imposible saber si la chica que falleció en el siniestro llevaba o no puesto el cinturón, ya que el asiento estaba desplazado.