Completamente desolada por lo sucedido, Inés Florido todavía no se cree las dos tragedias que acaba de vivir. Primero tuvo que soportar la noticia del brutal asesinato a cuchilladas de su hermano mayor Emiliano en su casa de Miramar y, anteayer, la detención de su hijo Julio, acusado de haber cometido el crimen.

Al mediodía de ayer, desde su casa en Palma de Gandia, la mujer insistía a Levante-EMV en que no quería decir nada. "Estamos hechos polvo" porque, como confesó, "nunca me hubiese imaginado" la detención de Julio por su presunta implicación en los hechos.

Aun así, Inés se aferra a la esperanza y a la convicción de que las pruebas contra su hijo sean un error. "No ha sido él, no puede ser, porque él y su tío se querían muchísimo".