El hijo de once años de la mujer asesinada en Paiporta por su pareja el pasado miércoles trató con todas sus fuerzas de evitar el crimen de su madre e incluso cogió a su padre del brazo cuando éste portaba el cuchillo en la mano. "Intenté quitarle el cuchillo y mi papi no me dejó", le confesó el menor a su primo. Pese al desesperado intento por evitar la tragedia el pequeño no pudo hacer nada y el presunto asesino no se apiadó de su víctima, ni siquiera ante los ruegos de su propio hijo. María Ángeles Alonso, de 48 años, murió como consecuencia de las cuchilladas, una de las cuales le seccionó la carótida.

El menor, que se encuentra ahora bajo el cuidado de sus tíos, ya había presenciado otras muchas discusiones entre sus padres. Sabía del carácter violento de su progenitor, Oumar F., y no le gustaba quedarse a solas con él, según afirman fuentes próximas a la familia de la víctima. "Cuando se iba su madre él se venía a mi casa para no estar con su padre, le tenía miedo", asegura un familiar.

De hecho, la relación entre padre e hijo nunca fue especialmente buena. "Yo creo que tenía celos de su propio hijo. No le gustaba que mi hermana lo mimara de pequeño, decía que así no se haría un hombre", asegura Teresa, una de las hermanas de la víctima.

Estas mismas fuentes sostienen que Oumar F. estaba "obsesionado con el dinero" y que muchas de las discusiones que tenía con María Ángeles empezaban por esta cuestión. "Le echaba en cara que mi hermana se gastaba el sueldo que él ganaba e incluso pensaba que le quitaba dinero para dárnoslo a nosotros", apuntaba este familiar. Sin embargo, el presunto asesino llevaba tiempo en paro y eso no hacía sino incrementar su mal humor.

Además, los familiares de la fallecida aseguran que Oumar era una persona "muy celosa y posesiva". "Estoy segura que llevaba tiempo maquinando, desde que se enteró que iba a presentar el divorcio. Es de los que piensa que si no es para él no es para nadie", afirma Teresa.

El pasado verano la pareja tuvo una acalorada discusión y el ahora arrestado se marchó durante un par de días. La víctima pensó entonces que se había ido definitivamente y cuando regresó y se lo encontró en la casa se asustó. Su familia llamó a la Guardia Civil. No obstante, al no cometer delito alguno, no se abrieron diligencias.

El pasado miércoles por la mañana ambos se enzarzaron en una nueva discusión. El hijo de la pareja, asustado, corrió a pedir ayuda a una vecina. Cuando regresó se encontró a su padre con el cuchillo en la mano e intentó sujetarlo para que no le hiciera daño a su madre. Sus ojos presenciaron la tragedia. "Se siente culpable pero él hizo todo lo que pudo, es sólo un niño. Incluso cuando se lo llevaba la policía, me decía: "Mi mamá se va a poner bien". Él creía que aún estaba viva", explica su tía.