Un trabajador de la planta de tratamiento de residuos Fervasa de Manises encontró ayer de madrugada el cuerpo sin vida de un recién nacido en una de las cintas de selección de basuras. Se trata de un niño que en principio nació vivo y a término con la gestación finalizada, y de momento no ha trascendido la causa de la muerte pese a que ayer se le practicó la autopsia en el Instituto de Medicina Legal de Valencia.
El hallazgo se produjo a las cuatro y media de la madrugada, cuando uno de los operarios situados al pie de la cinta transportadora en la que se seleccionan los vertidos se dio cuenta de que entre las basuras había lo que parecía el cadáver de un bebé. El empleado dio la alerta enseguida y la cinta fue detenida, tras lo cual los responsables de la planta alertaron a la Guardia Civil. Varias patrullas del puesto de Aldaia confirmaron el hallazgo y alertaron al equipo de Policía Judicial de Paiporta, que inició una investigación que ya ha sido derivada al grupo de Homicidios.
El bebé conservaba el cordón umbilical, que no había sido ni atado, ni pinzado, lo que indica que no nació bajo supervisión médica de ningún tipo. Todo apunta a que apenas sobrevivió unas horas al parto.
Aunque lo más lógico es pensar que quien se deshizo del pequeño lo hizo dentro de una bolsa de plástico para que pasara más desapercibido, cuando el trabajador descubrió el cadáver en la cinta transportadora no había nada que envolviese el cuerpo, ni siquiera algún resto adherido, lo que complica extraordinarimante la investigación.
El niño, de pelo moreno y sin rasgos suficientemente distintivos como para aventurar la procedencia de sus progenitores, fue arrojado al interior de un contenedor recogido ayer de madrugada en algún punto de la ciudad de Valencia.
La Guardia Civil está tratando de acotar con exactitud en qué barrio fue vaciado el contenedor a partir de la hora en que fue encontrado el niño en la cinta, lo que permite establecer no sólo a qué ruta pertenece el transporte, sino aproximarse a la hora de recogida gracias al orden de llegada a la planta de tratamiento.
Además, los investigadores ya han comenzado a entrevistarse con hospitales, clínicas y consultas de ginecología en un intento por averiguar si la madre tuvo que recibir asistencia sanitaria después del parto.
Hace apenas diez días, la Policía Nacional detenía en Gandia a un hombre por supuestamente haber obligado a su novia a abortar en contra de su voluntad en una pensión de la capital de la Safor, tras lo cual arrojó el feto, de 20 semanas de gestación, al río Serpis a su paso por la ciudad. El cuerpo del nonato fue encontrado a finales de mayo y la Policía también arrestó a la mujer que facilitó a la chica los fármacos abortivos.
