Una mujer que quiere poner punto y final a una relación sentimental que desde hace tiempo se ha convertido en un tormento para ella. Un marido que no asume la ruptura, y que además tiene licencia de armas porque es cazador. El resultado por desgracia se vuelve a repetir. Ella muerta a tiros y su asesino que opta por quitarse la vida una vez ha llevado a cabo su crimen, cuando ya es demasiado tarde para arrepentimientos. La lacra de la violencia machista vuelve a golpear a la Comunitat Valenciana, en esta ocasión en Paterna. La víctima, Ana Aibar Moscoso, de 37 años, no había presentado denuncias previas por malos tratos pero los que la conocían aseguran que llevaba tiempo «triste y preocupada» por una ruptura que se presentaba difícil, según les había reconocido a sus allegados.

Tanto es así que hace unos tres días la policía tuvo que acudir al domicilio familiar, situado en la calle Enric Valor de Paterna después de que la hermana pequeña de la fallecida telefoneara informando de que su cuñado se había puesto violento y quería llevarse por la fuerza a su hija, de seis años, a Barcelona, donde reside la familia paterna. «Estaba hasta los cojones de él», aseguran fuentes próximas a la familia de la víctima, quienes remarcan que los problemas se remontan a los últimos dos años de convivencia. «Ya no sonreía, estaba mustia, lo llevaba en la cara», apunta María José, quien señala que Ana no era ni mucho menos así y que su estado actual era consecuencia de lo mal que lo estaba pasando estos días con su marido.

Este nuevo crimen machista, unido al caso ocurrido también ayer en Valladolid, donde un hombre acabó a cuchilladas con la vida de su expareja y el actual compañero de ésta, eleva a 48 la cifra de mujeres muertas a manos de sus maridos o exparejas en España en este año 2014.

Los hechos ocurrieron en torno a las 15.30 horas de ayer en un piso de la calle Enric Valor de Paterna. En el bajo de esta misma finca, construida precisamente por el padre de la fallecida, se encuentra la empresa familiar de ambulancias que gestionaba desde hacía un año la fallecida, técnica en emergencias sanitarias. Su marido y autor de su muerte era albañil pero actualmente se encontraba trabajando en un almacén porque no le salía trabajo en la obra, lo que había sido motivo de discusión de la pareja en varias ocasiones, según apuntaron fuentes próximas a la familia.

Quería llevarse a la niña

El matrimonio, que tenía una hija en común de seis años y otra hija de ella, de 14, de una relación anterior, había iniciado los trámites de separación. No obstante, Raúl no había asumido la ruptura y quería llevarse con él a su hija. Este parece ser el origen de la discusión que mantuvieron ayer y que finalmente acabó en tragedia.

En el momento en el que se produjo el crimen se encontraban en el domicilio las dos hijas y una amiga de éstas, también menor de edad. Al parecer, Raúl cogió a Ana y la metió dentro de la habitación de matrimonio, cerrando la puerta por dentro para que las niñas no pudieran entrar. Fue entonces cuando tras una breve discusión las menores escucharon tres disparos. «¡Auxilio, socorro!», gritaron las niñas desde el balcón, «llorando y totalmente histéricas», temiendo lo peor, según relataron ayer varios testigos.

Hasta el lugar acudieron varias patrullas de la Policía Nacional, cuya comisaría se encuentra a escasos metros de esta misma calle, así como agentes de la Policía Local, que acordonaron la zona, un camión de bomberos y una ambulancia del SAMU. «Al principio pensaban que el asesino estaba todavía dentro armado y que podía escapar», apuntó una vecina de la finca. Sin embargo, los agentes pronto comprobaron que ambos estaban muertos, tras hallar los cadáveres en el dormitorio de la casa con heridas de bala, él en la cabeza y ella en el abdomen. Ambos de 37 años y nacionalidad española.

Los sanitarios del SAMU únicamente pudieron confirmar el fallecimiento. Asimismo tuvieron que atender a varias personas por crisis de ansiedad, entre ellas a una mujer de 62 años. Los gestos de dolor de los familiares se sucedían conforme iban llegando al lugar al conocer la triste noticia. «Se nos ha ido Anita», sollozaba una mujer.

Las manchas de sangre en el techo de la habitación todavía eran visibles desde la ventana de los pisos próximos, según relataron los vecinos, conmocionados por lo sucedido. «Me he quedado petrificada cuando me lo han dicho», confiesa Consuelo. «Era muy buena persona y muy trabajadora», afirma sobre la fallecida, que solía llevar a su madre en la ambulancia hasta Tavernes Blanques.

La alcaldesa de Paterna, Elena Martínez, confirmó en el lugar que les consta a la Policía Local ni a los servicios sociales municipales que la víctima hubiera presentado denuncia alguna contra su pareja. Además insistió en que se encontraban en trámites de separación y que incluso él «estaba preparando las maletas para irse de casa». El Ayuntamiento de Paterna decretará hoy un día de luto oficial y a las 12 horas se guardarán cinco minutos de silencio frente al consistorio para condenar este nuevo caso de violencia machista.