La Guardia Civil investiga la muerte violenta de un hombre de 56 años hallado sin vida ayer al mediodía en su chalé de Llíria. El cadáver de Miguel Veses fue encontrado maniatado a una silla y con golpes en la cabeza, por lo que, a falta del resultado de la autopsia que se le realizará hoy en el Instituto de Medicina Legal de Valencia, todo apunta a que la causa de la muerte fue un traumatismo craneoencefálico.
Fue el hijo del fallecido y un amigo de éste quienes encontraron el cuerpo sin vida de Miguel ayer, en torno a las dos de la tarde, cuando acudieron al chalé situado en la urbanización San Miguel de Llíria. «Habíamos quedado con él y como no se ha presentado hemos venido a su casa», explicaba un amigo del fallecido, quien prefirió no hacer más declaraciones y únicamente confirmó que el cadáver tenía signos externos de violencia. «Tenía golpes en la cabeza, solo te puedo decir eso», apuntó antes de arrancar el coche y marcharse del lugar.
Nada más descubrir el cuerpo, telefonearon a la Guardia Civil alertando de lo sucedido y rápidamente acudieron al lugar varias patrullas de la instituto armado. Ante los claros indicios que apuntaban al asesinato, el grupo de Homicidios se hizo cargo del caso y se desplazó a la zona, al igual que el equipo de criminalística, para hacer la pertinente inspección ocular de la escena del crimen.
Aunque la investigación no ha hecho más que empezar, los agentes tratan de averiguar si la víctima era consumidor habitual de algún tipo de sustancia tóxica y si ese hecho tiene relación con su asesinato. En este sentido, tratan de dilucidar si fue atado y torturado en el marco de un robo o de una venganza.
«Había una manta fuera, encima del ramaje, pero no sé si tiene relación con lo que ha pasado porque a él se lo han encontrado dentro de la casa», apuntaba un vecino del fallecido. «Que yo venga de vacaciones y me encuentre lo que me encuentro... ¿Será posible?», apuntaba su vecino de al lado, que desde hace cinco meses reside en Reino Unido.
Este vecino había tenido algunos conflictos con el fallecido como la instalación de unas jardineras y un paellero que Miguel había levantado junto a su pared y que había tenido que derribar posteriormente. El hombre afirma que incluso había tenido que poner en venta su propio chalé. «Mañana mismo le quito el cartel de se vende», comentaba. «Eso sí, a mí que no me digan que yo acabo de llegar en un taxi y tengo mi billete de avión», comentó.
