Entre los asientos de su coche aparcado dentro del garaje que comparten las cinco familias de la urbanización de adosados de Godella donde residía Maite Oró. Ahí fue encontrado por la Policía Nacional ayer por la mañana el cadáver de la mujer más buscada en las últimas semanas, tras desaparecer sin dejar rastro en la tarde del pasado 3 de enero. El macabro descubrimiento se produjo cuando agentes de la Policía Científica de Valencia se disponían a realizar su primera inspección del vehículo.

¿Cuánto tiempo llevaba el cuerpo sin vida de Maite dentro de su coche? Es la gran pregunta, a la que deberá dar respuesta la investigación policial, encargada en un primer momento a la comisaría de Burjassot y traspasada hace diez días al grupo de Homicidios de Valencia, responsable de, entre otros, los casos de personas desaparecidas, sobre todo cuando, como es el caso, son de alto riesgo porque se teme por la vida del investigado „Maite tenía antecedentes depresivos„.

En principio, según las citadas fuentes, la mujer llevaba «varios días» muerta dentro del coche.

Los agentes de la Policía Científica llegaron sobre las diez de la mañana, acompañados de la hija mayor de Maite, una joven de 20 años. Sin embargo, la chica no tenía llaves, ni del garaje, ni del vehículo, así que los policías tuvieron que pedirle ayuda a una vecina para acceder al aparcamiento subterráneo. La mujer, que aparca su coche en la plaza contigua al de Maite, aunque con un muro por separación, les facilitó la entrada.

Instantes después, la hija de Maite lanzó un grito desgarrador cuando vio el cadáver de su madre dentro del coche. La vecina desistió de irse y acogió a la joven, a la que se llevó a su casa para evitar que estuviese presente durante el proceso de levantamiento del cuerpo, según explicaron fuentes vecinales.

Sin señales de violencia

Nada más producirse el hallazgo, los agentes dieron cuenta a sus superiores y al grupo de Homicidios. La cadena de preguntas acababa de comenzar: ¿Cómo es posible que el cuerpo estuviese en el aparcamiento, dentro del coche, al lado de su casa, cuando decenas de personas y equipos de emergencias rastreaban Godella, Burjassot y otros municipios con la ayuda de perros adiestrados? ¿Nadie había revisado el coche? ¿Desde cuándo estaba la mujer en el vehículo?

La autopsia resolverá parte de las dudas, entre ellas la data de la muerte, lo que permitirá saber si, como cree su hermana, Maite llevaba muerta en el vehículo desde el mismo día 3, o si, como mantienen fuentes policiales oficiales, el coche, un Peugeot de color rojo, «ya fue revisado al inicio de la investigación», lo que abriría la puerta a que la mujer hubiese vuelto días después y se hubiese metido en su coche. Esa hipótesis se ve reforzada por el testimonio de una vecina que afirmó haberla visto el día 8 en San Antonio de Benagéber.

Lo cierto es que el cuerpo fue encontrado de manera inesperada cuando el equipo de inspecciones de la Brigada de Policía Científica acudió a petición de Homicidios a revisar el Peugeot en busca de pistas para poder dar con el paradero de la mujer, que tenía 53 años.

Por lo que respecta a las causas, el cadáver no presentaba señales externas de violencia, más allá de las compatibles con el proceso de putrefacción, de manera que todo apunta a un suicidio, posiblemente con la ingesta de fármacos, por lo que serán las pruebas toxicológicas las que confirmen esa teoría.

La última persona que había visto a Maite con vida fue precisamente su hija, a la que llevó a las 18.30 horas del sábado, día 3, en su coche desde el domicilio, en la calle Actor José Codoñer, hasta el metro de Godella. La joven se quedó preocupada porque vio que su madre se encontraba especialmente abatida, por lo que llamó a su hermano, de 17 años, y le pidió que fuese a ver a su madre.

El chico llegó y vio que su madre no estaba en casa, aunque su coche estaba perfectamente aparcado en su plaza de garaje. Cuando las horas fueron pasando sin noticias de Maite, la alarma saltó. Contra todo pronóstico, su cadáver fue encontrado ayer en el lugar menos esperado.