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Juicio con jurado

"No hablé con ella, directamente la maté; solo oía los gritos de la gente"

El acusado de asestar 26 puñaladas a su expareja en El Cabanyal admite el crimen y alega que lo hizo «en un momento de locura»

"No hablé con ella, directamente la maté; solo oía los gritos de la gente"

El acusado de asestar 26 puñaladas a su expareja en El Cabanyal confesó ayer al tribunal del jurado que lo juzga que la mató «en un momento de locura». El procesado aseguró que no pudo superar la ruptura sentimental y agregó que «no tiene justificación ninguna». La Fiscalía y la acusación particular solicitan que el imputado cumpla veinticinco años de cárcel.

Los hechos ocurrieron el 27 de noviembre de 2013 junto a la estación de Renfe de El Cabanyal. El homicida confeso había salido durante siete años con la joven. La pareja rompió en agosto y ella inició una nueva relación sentimental. El procesado trató sin éxito de retomar la relación con la víctima y comenzó a acosarla con mensajes telefónicos y correos electrónicos.

Según la Fiscalía, el procesado decidió acabar con la vida de la joven ante su fracaso para seguir con ella. El día 25 de noviembre acudió a una tienda para comprar un cuchillo y al día siguiente llamó al instituto donde estudiaba la joven para averiguar su horario y que las clases empezaban el día siguiente a las cinco menos diez de la tarde.

Depresión y ansiedad

El procesado insistió durante su declaración en que no se encontraba bien psicológicamente. El acusado añadió que con 20 años fue diagnosticado de depresión y ansiedad, y que se había medicado durante unos siete años.

El hombre añadió que se terminó de desequilibrar cuando descubrió que su expareja había iniciado una nueva relación sentimental. El imputado manifestó que no le explicó a nadie cómo se sentía. «El fallo que tuve es que me lo guardé todo para mí. Me asusté y me metí en mi mismo».

La noche antes del crimen intercambió varios mensajes con su exnovia y tuvieron una «discusión fuerte». «Ella iba diciendo cosas de mí por detrás. Yo ya estaba totalmente ido. Esa noche la pasé mirando al techo, estaba que no estaba. Tenía una sensación de locura. Ese día no pude casi ni comer», declaró.

Al día siguiente, explicó que fue andando desde su casa en Mislata hasta El Cabanyal. Cuando vio a su expareja, según precisó, se fue hacia ella, se puso delante y le enseñó el cuchillo. «No tuve ninguna conversación con ella, directamente la maté. Fue todo tan rápido que solo oía los gritos de la gente. Salí corriendo con el cuchillo en la mano y lo tiré porque pensé que me perseguían».

El procesado añadió: «Lo que hice no tiene justificación ninguna. Fue un proceso de duelo sentimental que desembocó en locura, en pérdida de autocontrol». Preguntado por el número de puñaladas contestó: «No recuerdo. Sé que fueron varias. No iba con la cabeza clara para saber donde atacaba. Fue algo muy rápido», sentenció. El juicio continúa hoy con la declaración de los testigos.

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