Beatriz A. M., la mujer de origen cubano arrestada hace un año en Picassent por estafar presuntamente más de 100.000 euros con supuestas subastas ficticias de vehículos e inmuebles a una veintena de personas, ha sido detenida nuevamente, esta vez en Castelló, por utilizar el mismo método para obtener otros 100.000 euros con la venta de vehículos de alta gama inexistentes. La acusada, que se había asentado ahora en la localidad de Cabanes tras abandonar la provincia de Valencia ante la presión de los muchos estafados que le reclamaban su dinero, está imputada también por un delito de extorsión y una falta de lesiones, según informaron fuentes de la Guardia Civil de Castelló.

Esta profesional de la estafa hacía creer a sus víctimas que tenía contactos en la judicatura valenciana y concertaba citas con ellos en bancos o en el despacho de un conocido abogado para dotar de mayor credibilidad sus engaños, como ya informó en exclusiva Levante-EMV tras su primera detención por estos hechos en febrero del pasado año. Beatriz A. M. incluso se jactaba, después de su puesta en libertad, de que los supuestos estafados no iban a poder demostrar su culpabilidad. «Que les pidan las facturas, no pueden demostrarlo. A algunas personas ni siquiera las conozco», aseguraba a este periódico, alegando que quería crear «un grupo de inversión para presentarse a subastas libres».

Así, la Guardia Civil arrestó el pasado jueves en Cabanes a esta mujer, de 43 años y nacionalidad cubana, tras recibir varias denuncias contra ella por estafas cometidas en Benicàssim y alrededores. El método empleado era muy similar al utilizado hace justo un año en Picassent. Según fuentes de la Guardia Civil de Castelló, la acusada aseguraba tener contactos entre magistrados de Valencia y que podía obtener favores en pleitos judiciales. Estos argumentos eran utilizados posteriormente también para extorsionar a sus víctimas.

La «Operación Guica» ha permitido detener nuevamente a esta experta del embuste, con numerosos antecedentes por hechos similares. La cifra de lo defraudado en esta ocasión también ronda los 100.000 euros, según el comunicado de la Benemérita. Según aseguran algunas de sus víctimas, que incluso estuvieron a punto de ser desahuciadas, la acusada llevaba un nivel de vida muy elevado, realizando importantes compras y mostrando una opulencia de la que carecía. «Me encanta ir de compras» es el mensaje que encabeza su perfil de Facebook.