Un vecino de la Safor ha aceptado siete años y seis meses de cárcel por intentar obtener imágenes pornográficas de 18 menores con las que contactaba a través de varias redes sociales e intentaba mantener relaciones sexuales a cambio de dinero, entre 2010 y 2013.
El condenado Adrián F. R. creó perfiles falsos en dos redes sociales y dos aplicaciones de mensajería haciéndose pasar por dos menores: «Laura» y «Adrián». Cuando se ganaba su confianza y lograba tener acceso a los móviles de las niñas también usaba una aplicación de mensajería instantánea para enviar imágenes de sí mismo desnudo y, a cambio, intentar obtener fotografías de las chicas o imágenes en directo a través de la «webcam». Incluso en algunos casos intentó ir más allá y logró quedar con algunas de estas menores, que acudían convencidas de que iban a encontrarse con un chico de su misma edad (entre 10 y 13 años). El acusado llegó a ofrecerles dinero a cambio de que accedieran a dejarse tocar o que le practicaran sexo oral a él. Con ninguna llegó a consumar sus pretensiones porque algunas de las niñas, al comprobar que era un adulto, huyeron del lugar donde habían quedado o rehusaron acceder a sus pretensiones.
Una de las chicas también reveló durante la investigación que se citó con el condenado cerca de su domicilio por lo que pudo verlo «desde el balcón» de su casa, y comprobar que era un adulto, por lo que la cita nunca llegó a producirse.
Por todos estos hechos, Adrián ha admitido ante la sección cuarta de la Audiencia Provincial ser el autor de todo un abanico de delitos: «difusión de material pornográfico entre menores, exhibicionismo, 10 delitos de inducción y favorecimiento de prostitución en menores de edad, captación, producción y ofrecimiento a la producción de material pornográfico de menores de 13 años y prostitución y corrupción de menores en la modalidad de tenencia de material pornográfico con menores». Este último se le imputó tras el hallazgo de tres vídeos con menores desnudándose, masturbándose o manteniendo relaciones sexuales con un adulto, que Adrián guardaba en un disco duro, aunque la investigación no ha podido acreditar que fuera el responsable de su distribución.
El fiscal solicitaba para el condenado casi 86 años de prisión, reducidos a 31 años y cuatro meses al reconocer el acusado los delitos. Sin embargo, al aplicar el artículo 76 del código penal (que prevé que la condena no pueda exceder el triple de la pena más grave en la que haya incurrido el condenado, un artículo pensado para favorecer la reeducación y reinserción social), la condena se reduce a los siete años y seis meses aceptados por Adrián.
