Caso Abierto - Levante-EMV

Caso Abierto - Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Desaparecido

"Sus malas compañías me lo han matado"

Un vecino de Benetússer lleva desaparecido un año y todos los indicios apuntan a que podría haber sido asesinado por una deuda de drogas - Su madre se resiste a pensar que está muerto aunque pide que si es así, por lo menos encuentren su cadáver

"Sus malas compañías me lo han matado"

«Hoy o mañana hará un año que desapareció y seguimos sin saber nada de él. Creo que lo han matado, toda la gente dice que seguro que está muerto, pero yo no quiero pensarlo, no, me niego». El desgarrador testimonio de Águeda, cuyo hijo -de 41 años y vecino de Benetússer- permanece desaparecido desde mayo del pasado 2014, muestra el sentimiento de una madre que se debate entre lo que a todas luces le parece obvio, que ha sido asesinado, y la esperanza que se resiste a perder sobre la remota posibilidad de encontrarlo todavía con vida.

«Iba con malas compañías, ellos me lo han matado», confiesa Águeda, quien no tiene reparos en reconocer que su hijo andaba metido en asuntos turbios relacionados con el tráfico de drogas. «Ahora lo importante es que aparezca. Estoy desesperada», añade. «Se juntaba con gente mala, tenían una plantación de marihuana o algo así. La verdad no sé lo que haría mi hijo, si les quitó algo, pero no creo que lo tengan escondido tanto tiempo».

Francisco Javier V. P., también conocido en el municipio de Benetússer donde residía como «El Balumba», fue visto por última vez en Alcàsser en compañía de un hombre con antecedentes policiales, según aseguran sus familiares. «Dicen que los pararon a las dos de mañana en el coche de este sujeto y que como lo tenían todo en regla les dejaron seguir», explica Juan, padrastro del desaparecido. «Luego nos enteramos que esa persona suele ir armado», añade consciente del peligro que este tipo de compañías le suponía a quien ha criado como un hijo.

«Se lo llevaron a la fuerza de 'ca' la Amparo», asegura la madre del desaparecido sin poder especificar el día exacto ni las personas que fueron a por él al domicilio de su exnovia en Valencia. Todo lo que saben es lo que han podido ir recabando de unos y otros. «He ido al cuartel de la Guardia Civil y no me atienden, no me quieren decir nada», lamenta la mujer que solo busca respuestas a la extraña desaparición de su hijo en mayo de hace justo un año.

Aunque Javier residía con sus padres en el domicilio de Benetússer y solía ir a dormir todas las noches, cuando se produjo su desaparición éstos se encontraban en Murcia pasando una temporada con unos familiares. «Cuando regresamos en julio estaba todo exactamente como cuando nos fuimos pero sin rastro de él», explica Águeda. No obstante, no fue hasta el mes de octubre cuando interpusieron la pertinente denuncia por su desaparición. «Nos dijeron que lo habían matado pero no queríamos creer que fuese verdad», reconoce.

Toma de muestras de ADN

«La Guardia Civil de Alfafar ha llamado a hospitales y cárceles de toda España, pero nada, no está en ningún sitio», afirma Águeda. Además, la documentación de Javier fue encontrada por la Policía Local tirada en una calle de Valencia, lo que descarta que haya podido abandonar el país y refuerza la hipótesis de una muerte violenta a manos de terceras personas. De hecho, Águeda explica que agentes de la Guardia Civil le han tomado muestras de ADN por si encuentran restos humanos poder confirmar si se trata de su hijo. «Si realmente lo han matado que por lo menos encuentren su cadáver», pide entre lágrimas. Águeda hace un llamamiento desesperado para que si alguien sabe algo referente a la desaparición de su hijo se ponga en contacto con la Guardia Civil. A quien se lo llevó les suplica: «Si tienen hijos, que tengan piedad, me voy a morir si sigo con esta incertidumbre».

«Su novia lo sabe todo»

El desaparecido es padre de tres hijos, los dos mayores -de 22 y 19 años- de su primera mujer, que reside en Murcia, y el pequeño de seis años de una expareja con la que tuvo problemas tras su separación. «Se pasó nueve meses en prisión por incumplir una orden de alejamiento», recuerda Águeda. Puede que durante su estancia en la cárcel Javier V. P. conociera a esas malas compañías a las que se refiere su madre. Además, de profesión albañil y encofrador, sus padres aseguran que llevaba mucho tiempo en el paro y que poco antes de desaparecer se le había terminado la ayuda estatal de 400 euros mensuales.

Aunque apenas veía a sus hijos, Javier solía llamar frecuentemente a su hija para interesarse por ellos. La joven se preocupó en el mes de junio al no saber nada de él y telefoneó a la actual compañera sentimental de su padre preguntándole por qué no le llamaba ni cogía el teléfono. «Ni te ha llamado ni te llamará, porque ya no puede», le contestó Araceli, según aseveran los padres del desaparecido, a quienes esta respuesta todavía les preocupa más si cabe. «Ella lo sabe todo pero tiene miedo de ellos, de que le hagan lo mismo», asegura Águeda a la vez que explica que la Guardia Civil también estuvo interrogando a esta novia boliviana que actualmente reside en Madrid.

Compartir el artículo

stats