El 3 de enero de 2013 la lacra de la violencia machista se cobró su primera víctima del año en la localidad de Benaguasil. Raquel Ten, de 33 años y madre de dos niños pequeños, fue atacada por su expareja en la calle tras haberla seguido, haber ido a buscar el arma homicida, un machete de grandes dimensiones, y destrozarle el rostro a machetazos, según se desprende de la autopsia. La acusación particular solicita por estos hechos una pena de 24 años de prisión por un delito de asesinato al contemplar las circunstancias de alevosía y ensañamiento. Agravantes que no comparte la Fiscalía, que ha rebajado ahora su calificación de asesinato a homicidio, como ya adelantó Levante-EMV.

La alevosía es aquella circunstancia agravante en la que el ataque se realiza a traición, sin riesgo para el delincuente y sin ofrecer posibilidad alguna de defensa a su víctima. Mientras que el ensañamiento consiste en «aumentar deliberada e inhumanamente el sufrimiento de la víctima, causando a ésta padecimientos innecesarios para la ejecución del delito», según establece el artículo 22 del Código Penal. Si se diera cualquiera de estas dos circunstancias en un homicidio el autor pasaría a ser acusado de un delito de asesinato.

Una vez aclarados los aspectos jurídicos del caso y dejando de lado la llamada premeditación, que pese a lo que muchos piensan ya no constituye un agravante en sí mismo, nos centraremos en los hechos ocurridos en el crimen machista de Benaguasil -que serán juzgados por un jurado popular- y que se cobraron la vida de Raquel Ten, de 33 años, a principios de enero de 2013.

Sobre la autoría no hay discusión posible, ya que el propio acusado ha reconocido su crimen, pese a padecer por momentos lo que los forenses calificaron como «amnesia judicial», ya que no recuerda aquellas circunstancias que le comprometen. No obstante, la clave será dilucidar si finalmente se trató de un homicidio o más bien de un asesinato.

Relato de hechos

Eran aproximadamente las nueve y media de la noche cuando el acusado estacionó su vehículo en la calle Cirilo Amorós de Benaguasil tras seguir desde Valencia el coche de su expareja a cierta distancia para que ésta no se percatara. José María M. M. permaneció un par de horas esperando a que ésta saliera del domicilio de su amigo, tiempo durante el cual tocó hasta tres veces el timbre de la vivienda, ocultándose posteriormente. Además aprovechó para ir a su antigua casa de la Pobla de Vallbona para coger el cuchillo de doble filo, tipo machete, con el que posteriormente acabaría con la vida de su víctima.

Así, a las 23.30 horas, cuando Raquel bajó a la calle y ya se disponía a marcharse en su coche, el acusado la atacó de forma sorpresiva con el arma que llevaba oculta. La nula posibilidad de defensa ante un ataque de este tipo es evidente, de ahí que la acusación particular está solicitando una pena que contemple la agravante de alevosía. Respecto al ensañamiento el agresor asestó innumerables cortes y cuchilladas en la cara, cuello y cabeza de su víctima hasta acabar con su vida, aunque serán los forenses quienes tendrán que determinar si toda esta serie de «machetazos» le causaron un padecimiento añadido o si falleció fruto de las primeras cuchilladas.